El primer ministro británico, Boris Johnson, ha ordenado restricciones estrictas al movimiento de las personas y actividades para frenar la propagación del coronavirus en el país. El político ha señalado que los ciudadanos deben quedarse en casa a menos que salgan para comprar alimentos, ir al trabajo, buscar atención médica o hacer ejercicio.
"A partir de esta noche debo dar al pueblo británico una instrucción muy simple: deben quedarse en casa. Si no siguen las reglas, la Policía tendrá los poderes para hacerlas cumplir", dijo Johnson en un discurso televisado, e instó a la gente a no reunirse con amigos o familiares que no viven con ellos.
Johnson ha anunciado también el cierre de todas las tiendas que venden productos no esenciales, junto con bibliotecas, gimnasios y lugares de culto, y que todos los eventos sociales, a excepción de los funerales, serán cancelados. En particular, se cancelarán bodas y otras grandes reuniones para que los ciudadanos cumplan con las instrucciones de quedarse en casa para mitigar la pandemia.
El primer ministro también recomendó a los británicos salir a comprar alimentos "con la menor frecuencia posible" y, de ser posible, hacerlo mediante los servicios de entrega a domicilio.
"Vamos a cancelar todas las reuniones de más de dos personas en público, excluyendo a las personas con las que viven. Los parques permanecerán abiertos para hacer ejercicio, pero las reuniones se dispersarán. Mantendremos estas restricciones bajo constante revisión. Volveremos a examinarlas dentro de tres semanas y las relajaremos si la evidencia demuestra que somos capaces de hacerlo", ha declarado Johnson. Las restricciones se revisarán dentro de tres semanas para estudiar si es posible relajarlas.
Las autoridades británicas informan de más de 330 víctimas mortales del covid-19 en el Reino Unido, así como de más de 6.700 infectados.