Un primer caso de coronavirus fue diagnosticado este sábado en la favela carioca de Ciudad de Dios, donde hay otros 19 casos sospechosos. En total hay 61 vecinos de favelas que presentan síntomas y están en observación, solo en la ciudad de Río de Janeiro.
Las favelas son las áreas urbanas más vulnerables de Brasil frente al riesgo de diseminación del coronavirus. Se calcula que en todo el país haya unos 12 millones de personas que viven en favelas, con condiciones de hacinamiento, con escasez de agua, sin garantía de sistema de saneamiento básico ni de recogida de basura, y con un reducido servicio de atención sanitaria. En Belén, una de las mayores ciudades de la Amazonia, la mitad de la población vive en ocupaciones urbanísticas desordenadas, en Salvador de Bahia un tercio y en Río de Janeiro una cuarta parte del total, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
La densidad de población de la favela de la Rocinha, la más grande de Brasil, es de 49.000 habitantes por metro cuadrado, casi nueve veces superior a la del resto de la ciudad maravillosa. Si bien estos factores aumentan el riesgo de contagio, ninguna medida política ha sido anunciada hasta el momento por el gobierno. El presidente Jair Bolsonaro no solo ignora el riesgo que este virus supone para las favelas, sino que en un discurso pronunciado este martes, 24, pidió a toda la población que vuelva a la normalidad, "sin pánico y sin histeria". Instó a las autoridades municipales a que anulasen las medidas de confinamiento, de cierre de comercios y de reducción de transportes públicos. "Creo en Dios, que capacitará a los científicos e investigadores de Brasil y del mundo para encontrar la cura a esta enfermedad", afirmó el presidente, que subrayó la importancia de continuar con las actividades económicas y comparó los síntomas del coronavirus con una "gripecita" o "resfriadito" que "brevemente pasará", de acuerdo con sus palabras.
Mientras tanto, algunos líderes de grupos de narcotráfico radicados en favelas han tomado la iniciativa de dictar sus propias normas de confinamiento y han decretado un toque de queda diario a partir de las 20 horas. "CV (Comando Vermelho) comunica: Quédense en casa. La cosa se está poniendo seria y hay gente que se lo está tomando en broma. (…) Ahora os vais a quedar en casa por las buenas o por las malas. Toque de queda todos los días a partir de las 20 horas. A quien encontremos en la calle va a aprender a respetar al prójimo", informa el comunicado divulgado por una de las mayores facciones criminales de Brasil y enviado vía WhatsApp a los vecinos de la favela de la Rocinha de Río de Janeiro, la más poblada del país. "Queremos lo mejor para la población. Si el gobierno no tiene capacidad para intervenir, el crimen organizado lo resuelve", concluyen. Esta es la orden en diversas favelas de toda la ciudad y está siendo transmitida por redes sociales, puerta a puerta, con megafonía o con los altavoces de los coches.
Paramilitares de milicias que también controlan algunos barrios de ciudades brasileñas se han sumado a la iniciativa y han emitido anuncios parecidos que decretan toque de queda, exceptuando servicios de farmacias, también a las ocho de la noche en Río das Pedras, Muzema y Tijuquinha, barrios de la zona oeste de Río de Janeiro.
La vulnerabilidad económica de la población de las favelas
A las vulnerabilidades urbanísticas y sanitarias se le suma la inestabilidad y precariedad laboral de una parte de la población de estos barrios. El 72% de las personas de la favela no tienen ahorros para enfrentar la crisis, según apuntan las cifras de la encuesta Data Favela publicada ayer, 24.
Este sondeo, creado por la Central Única de las Favelas (CUFA) junto con el Instituto Locomotiva, entrevistó a 1.142 personas de 262 favelas de todo Brasil en la pasada semana. De acuerdo con los resultados, 7 de cada 10 personas afirman que sus ingresos se han reducido drásticamente en solo una semana de confinamiento. Además, según este estudio, el 47% de la población de estos barrios son trabajadoras y trabajadores por cuenta propia y un 8% se ganan la vida día a día en el sector informal. Esto quiere decir que más de la mitad de los habitantes de las favelas no son elegibles para recibir la ayuda económica emergencial que el gobierno ha sugerido para quienes tengan contrato y no puedan acudir a sus puestos de trabajo. Entre la población más empobrecida de Brasil son comunes trabajos como diarista –jardineros o limpiadores que viven con lo que consiguen trabajar día a día–, venta ambulante o recolección de latas para la venta en plantas de reciclaje.
El 41% de la población activa del país se gana la vida con trabajos informales, según muestran los datos del IBGE. ¿Cómo guardar la cuarentena sin dinero? O ¿cómo quedarse en casa sabiendo que no tienes nada para darle de comer a tu familia? Son algunas de las preguntas más frecuentes en las redes sociales de los vecinos de las favelas, que denuncian la falta de información y la total ausencia de medidas extraordinarias para protegerles frente al contagio del coronavirus.
"¿Cómo lo hacemos en la favela?", cuestiona en un tuit Santiago Raull, activista, comunicador y vecino del Complejo de Alemán, una de las mayores agrupaciones de favelas de Río de Janeiro. "Los tres principales consejos para evitar exposición y proliferación no están a nuestro alcance: Lavarse siempre las manos (Falta agua continuamente). Usar alcohol en gel (no tenemos dinero para eso). Cuarentena/Aislamiento (¿Con casas de dos o tres espacios para 6 personas?".
Dani Montero, la diputada estatal por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), alegó también en un tuit que "es deber del Estado traer soluciones que no excluyan y protejan a los más vulnerables en esta crisis".
La población de estos barrios critica que la mayoría de informaciones y medidas frente al coronavirus están pensadas por y para una población brasileña de clase media y alta. A falta de consejos relevantes que les incumban en los medios de comunicación más comunes, el hashtag #COVID19NasFavelas se ha convertido en uno de las principales canales de información, de comunicación y de demanda de ayuda. Varias son las iniciativas de recaudación de fondos o de donaciones como jabones, agua o alcohol para auxiliar a los habitantes de los barrios más vulnerables. Si bien están surgiendo también iniciativas solidarias para cuidar a los hijos de quien necesita ir a trabajar, la suspensión de las clases implica otro peso extra para las familias y es el de conseguir garantizar el almuerzo que previamente les proveía el comedor escolar.
"¿Qué tenemos que hacer nosotras aquí en la comunidad con los niños y los ancianos para protegernos de ese virus?", pregunta una vecina del Complejo del Alemán entrevistada por el periódico comunitario Papo Reto este 17 de marzo. "¿Cómo nos va a afectar el coronovirus a nosotros que ya tenemos la preocupación además de la epidemia de dengue?", declara ella y asegura, preocupada, que nadie ha ido al barrio a explicarles lo que está sucediendo ni con el coronavirus, ni con el dengue, ni con el reciente brote de sarampión para el que supuestamente deberían haber recibido una vacuna del sistema de salud público. "Hasta evitar la proliferación es un privilegio", añade a la conversación de Twitter Gabriela Alves, residente carioca en una favela.
Brasil lidera en este momento el número de casos de contagio por coronavirus de toda América Latina, con 2.201 personas en positivo y 46 muertos. Al mismo tiempo, el país enfrenta situaciones de desabastecimiento de agua corriente en muchas regiones del país. En el plano sanitario, se suma la epidemia de dengue y de sarampión, además de una conturbada campaña de vacunación para la gripe que debería concluirse en las próximas semanas, antes de que el invierno del hemisferio sur llegue con el aumento de enfermedades respiratorias.
Luna Gámez
@LunaGamp