Jefe policial de Bérgamo: "No hay espacio para más féretros en el norte de Italia, hay que trasladarlos hacia el sur"
Hasta hace unas semanas, Paolo Storoni, el comandante provincial de los Carabinieri de la provincia de Bérgamo, al norte de Italia, se dedicaba a tareas estrictamente policiales, como la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico o la investigación de asesinatos y robos. Sin embargo, después de que la epidemia del coronavirus se propagara por el país, golpeando con fuerza a la región de Lombardía, a la que pertenece Bérgamo, Storoni se encarga de dirigir los traslados de camiones cargados de féretros hasta los crematorios.
Italia se ha convertido en uno de los principales focos de la pandemia de covid-29, superando a China en número de contagiados y fallecidos. En las últimas 24 horas, en el país transalpino se confirmaron 812 fallecimientos y 4.050 nuevos infectados. El número total de muertes y contagios en territorio italiano ascendió este lunes a 11.591 y 101.739, respectivamente.
La mayor concentración de casos se localiza al norte de la nación, en particular, en Bérgamo, desde donde los restos de las víctimas mortales tienen que ser trasladados a las regiones vecinas porque allí ya no hay lugares donde cremarlos.
"Ahora lo intentaré en Toscana... Emilia [-Romaña] está llena. Le pregunté a Ferrara, Bolonia, nada... lo mismo en Piamonte. En Véneto, el horno de Vicenza ha reventado... Traje unos ataúdes hace dos días a Gemona, en Friuli, pero ahora tengo que moverme hacia el sur", dice Storoni en una entrevista para el diario Corriere della Sera.
"Los acompañamos como si fueran nuestros seres queridos"
Los miembros locales de los Carabinieri y del Ejército ya han realizado alrededor de 400 traslados de ataúdes, "una cuenta que no podemos seguir", asevera Storoni. Según cuenta, la mayoría de los familiares de las víctimas piden que sus restos sean incinerados, pero "el sistema no está listo para absorber cantidades tan grandes".
A pesar del trágico escenario, algunas funerarias han mostrado comportamientos poco éticos, aumentando los precios para aprovecharse del aumento de la demanda. "En estas situaciones emerge la nobleza mental de unos y la bestialidad de otros", lamenta Storoni.
Muchos residentes de la provincia mueren en sus hogares en soledad. Debido a las estrictas medidas de aislamiento, sus familias ni siquiera pueden darles una despedida apropiada. Los representantes de las autoridades son los únicos que los acompañan en su último viaje, "como si fueran nuestros seres queridos", indica Storoni, añadiendo que "en muchos casos son personas que conocíamos".
"Cuando murió mi colega, su esposa pidió que se lo confirmara a su hija"
"Muchas personas mayores están solas, especialmente en los pueblos de montaña", señala el carabinero, explicando que tras el inicio de la epidemia algunas familias llevaron a sus parientes ancianos a las aldeas en un intento de protegerlos del contagio. Además, "hay quienes están en cuarentena y tienen que quedarse en casa, hay quienes han perdido a su esposo o esposa y se han encontrado sin nadie".
Al ser preguntado sobre la historia que más le ha afectado, Storoni recuerda la muerte de su compañero Claudio Ponzoni, fallecido a causa del coronavirus a los 46 años de edad. "En dos semanas, su esposa perdió a su padre, que vivía con ellos, y después a él. Se quedó sola con su hija de 10 años, sin nadie".
"En los días de la agonía de Claudio, yo era el único punto de referencia para la esposa. Ella, de 37 años, estaba en cuarentena y me llamaba para saber de él. Cuando Claudio murió, me pidió el favor de ir a su casa para decírselo a la niña. De hecho, para confirmárselo, porque la chica no quería creer a su mamá. Nunca olvidaré esos ojos", recuerda.
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