En Nueva York se espera el veredicto del caso del ex empresario ruso Víktor But, acusado de tráfico de armas. Los jurados en breve definirán su destino. Y en ese contexto, un representante de la cancillería rusa aseguró que Moscú quiere confiar en que su ciudadano recibirá un proceso "imparcial".
¿Podría ser esto posible, teniendo en cuenta que el llamado ‘Señor de la Guerra’ fue extraditado a EE. UU. sin cumplir los trámites legales?
El martes, 1 de noviembre, los miembros del jurado todavía no han logrado alcanzar un acuerdo para dictar su veredicto sobre el caso del empresario ruso. Su deliberación, tras la cual se espera la sentencia, continuará el miércoles.
El lunes se presentaron los argumentos finales y ahí la fiscalía se dirigió al jurado durante más de dos horas sosteniendo que But tenía intenciones claras de vender armas a los guerrilleros colombianos de las FARC.
Sin embargo, la defensa sostuvo que el ruso simplemente se reunió con estos supuestos comerciantes, que resultaron ser informantes del gobierno estadounidense, y su única intención era concretar una transacción para la venta de dos aviones de carga valorados en 5 millones de dólares.
Un juicio sin precedentes
Actualmente, la defensa sigue sosteniendo que su cliente es totalmente inocente, teniendo en cuenta que But, un empresario ruso que no tiene propiedades en EE. UU. y no realizó ningún tipo de transacción comercial en territorio estadounidense, fue trasladado desde Tailandia a ese país para ser juzgado sin cumplir los trámites exigidos por la ley.
Por esta razón, uno de los alegatos de la defensa es que no hay ningún tipo de precedente tanto en la Constitución estadounidense como en las leyes internacionales para justificar este proceso de extradición.
Sin embargo, la cobertura mediática ya condenó culpable a Víktor But, al llamarlo ‘El mercader de la Muerte’. Al mismo tiempo, existen críticos que consideran que el caso tiene una fuerte connotación política, que tampoco corresponde a la jurisdicción de EE. UU., y que viola la Constitución del país y los derechos del procesado.
Las autoridades rusas, por su parte, confían plenamente en que la sentencia será lo más imparcial posible.
El veredicto final se tomará solo si se alcanza una decisión unánime y en cualquier otro caso, el juez podrá anular los resultados del proceso e iniciar un nuevo juicio. En caso de que se confirme su culpabilidad, podría ser condenado a una pena de entre 25 años de cárcel y cadena perpetua.