Esta semana el telescopio Hubble cumplió 30 años navegando por el espacio. El telescopio orbital podría tener un nuevo compañero pero desde el lado oculto de la Luna.
El proyecto titulado 'Radiotelescopio de cráter lunar' (LCRT, por sus siglas en inglés) tendría 1 kilómetro de diámetro y pasaría a ser el radiotelescopio con la apertura más grande del Sistema Solar.
Un radiotelescopio, a diferencia del telescopio, capta ondas de radio, generalmente a través de una inmensa antena parabólica o un conjunto de ellas (como el proyecto Alma en Chile), mientras que el telescopio toma imágenes en luz visible.
El LCRT podría realizar grandes descubrimientos al observar el universo en distintas frecuencias de longitud de onda de 10-50m (banda de 6-30MHz), algo no realizado hasta ahora por la humanidad.
El proyecto contempla hacer un envío de un cargamento a la cara oculta de la Luna, a un cráter definido previamente. La parte central del cargamento aterrizaría en el interior del cráter, mientras que en los bordes aterrizan robots, que desplegarían una malla de alambre de 1 kilómetro de diámetro. Estos robots tendrían que ser aptos para escalar la pared del cráter lunar —de 3 a 5 kilómetros aproximado de diámetro—. Su objetivo sería conectarse con la parte principal y formar un reflector esférico.
Un radiotelescopio de este tipo, de longitud de onda ultra larga, en la Luna, sería beneficioso al ser posible observar el universo a longitudes de onda no exploradas aún por los humanos, y porque nuestro satélite trabaja como un escudo físico frente a interferencias de radio y ruidos de fuentes terrestres, o también de satélites en órbita y el ruido del sol durante la noche lunar.