Miriam Armero trabaja en un supermercado en la ciudad española de Cartagena, Murcia. Un empleo en el que se expone a un alto riesgo de infección por coronavirus, pero del que se siente orgullosa porque ayuda a muchas personas.
Sin embargo, el domingo se enfrentó a una situación desagradable. A través de una carta anónima sus vecinos le pidieron que se buscase otra vivienda, porque querían "evitar riesgos".
"Somos tus vecinos y queremos pedirte por el bien de todos que te busques otra vivienda mientas dura esto, ya que hemos visto que trabajas en un supermercado y aquí vivimos muchas personas y no queremos más riesgos", reza la carta que Miriam lee en un video colgado en las redes sociales y que ha tenido gran repercusión.
La carta la metieron por debajo de la puerta de entrada de su apartamento y su hijo de 10 años la encontró. "Me parece un poco cobarde dejarla debajo de la puerta de mi casa y que la coja mi hijo, sobre todo, con 10 años, y que la lea y se ponga a llorar porque su madre trabaja en un supermercado", denuncia.
"No sé ni qué decir, tengo a mi hijo en el sofá llorando (...) y me voy a contener mucho porque no hay derecho a esto. Ya tenemos bastante nosotros con lo que tenemos que pasar todos los días para soportar esto", recuerda.
"Gracias a nosotros, coméis cada día"
Pero Miriam sí sabe qué decir. Y contestó a través de una carta a los "valientes que dejan notas anónimas debajo de la puerta". "La próxima vez, en vez de tanto aplauso a las ocho de la tarde, tened un poco más de empatía por las personas que tenemos que trabajar y tenemos familia", increpa.
También les recuerda que si comen cada día es gracias a las personas que trabajan en los supermercados. "Gracias a nosotros coméis cada día. No me tenéis que venir a dar lecciones de limpieza cuando soy la primera que llega a casa y no puedo dar un beso a mis hijos hasta que me he limpiado y desinfectado", añade.
"Y en vez de dejar notas debajo de la puerta de mi casa, me tocáis el timbre y os lo diré personalmente. Por cierto, gracias por hacer llorar a mi hijo de 10 años, que ha sido el que ha cogido la nota", concluye.
Desde que comenzó la crisis del coronavirus, se han producido multitud de casos de personas que desde sus balcones insultan a sus vecinos sin importar si se trata de personas que se encuentran en la obligación de trabajar. Estos "justicieros" han pasado a denominarse "los policías o la gestapo de los balcones".
El martes, la comisaría María del Pilar Allué advirtió que la Policía sigue persiguiendo a criminales, entre los se incluyen aquellos que comenten delitos de odio contra el personal sanitario o trabajadores de supermercados.