El Gobierno de Estados Unidos ha destinado más de 110 millones de dólares para pedidos de mascarillas a proveedores no seguros a precios elevados, afirma The Wall Street Journal, que ha revisado los datos de contratos federales.
De los más de 20 millones de mascarillas N95 que las autoridades estadounidenses ordenaron para finales de mayo, al menos un 80 % de los pedidos corresponden a proveedores con los que el Gobierno federal nunca ha hecho negocios o que han tenido solo contratos pequeños, señala el periódico.
Las mascarillas se compran a unos seis dólares, un precio más elevado para una N95 que lo que costaba antes del inicio de la pandemia del nuevo coronavirus. Algunos de los vendedores contratados ya han incumplido los plazos de entrega o han tenido problemas de suministros y se han retirado del poceso, mientras una empresa matriz de uno de los proveedores está en bancarrota y ha sido acusada de fraude en los litigios.
El Gobierno de EE.UU. también ha hecho pedidos a proveedores tradicionales y grandes, como las empresas 3M y Honeywell, para 600 millones de mascarillas N95, pero estos encargos se extienden hasta el año que viene y los vendedores también suministran mascarillas a muchos otros clientes.
Las mascarillas N95 son más complejas y más complicadas para elaborar que las quirúrgicas, ya que deben impedir el ingreso de un 95 % de las partículas aéreas y cubrir firmemente la nariz y la boca, por lo cual requieren de equipamiento especial para cumplir con los estrictos estándares.