Una evaluación interna de la oficina del secretario de Defensa de EE.UU. ha solicitado a la Armada que reduzca en 2 el número de portaviones, congele la cantidad de destructores y cruceros en los niveles actuales y agregue al inventario docenas de barcos no tripulados o con poca tripulación, según documentos obtenidos por Defense News.
El estudio propone una flota de 65 buques de superficie no tripulados o con una tripulación mínima. Además, exige una fuerza de superficie de entre 80 y 90 buques de guerra grandes, y un aumento en el número de buques de guerra de pequeño desplazamiento, hasta una cantidad total de entre 55 y 70.
El portal indica que la evaluación parece hacerse eco de lo que el secretario de Defensa, Mark Esper, ha estado diciendo durante meses: el Pentágono quiere comenzar a desestimar a los portaviones como el elemento central de la proyección de fuerza y poner más énfasis en las tecnologías no tripuladas que pueden sacrificarse más fácilmente en un conflicto.
Asimismo, se informa que la Armada también está estudiando su propia evaluación de la estructura para estar estrechamente alineada con el deseo declarado del Cuerpo de Marines [cuerpo de las Fuerzas Armadas de EE.UU., independiente de la Marina de Guerra] de integrarse más estrechamente con la Armada.
Reducir esos 2 portaviones cambiaría permanentemente la forma en que la Armada se acerca a la presencia en todo el mundo y obligaría al servicio a reconsiderar su forma de proyectar la fuerza a nivel mundial, según Jerry Hendrix, un capitán retirado de la Marina de Guerra y analista del Grupo Telemus.
Con 9 portaviones en servicio, la Armada tendría entre 6 y 7 disponibles en cualquier momento dado, considerando que uno más se encuentre en repostaje de combustible nuclear y uno o dos en períodos de mantenimiento significativos.
