Una operación antiterrorista desarrollada por la Policía Nacional española con la colaboración del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ha culminado en la detención de Abdel-Majed Abdel Bary, uno de los yihadistas más buscados de Europa.
De nacionalidad egipcia y 29 años de edad, el detenido ha pasado varios años en el terreno de conflicto sirio-iraquí, y hoy está considerado uno de los 'Foreign Terrorist Fighters (FTF)' (combatientes terroristas extranjeros) más peligrosos del Estado Islámico.
Otras dos personas también han sido detenidas en la misma operación, y actualmente se está investigando su identidad y su relación con el arrestado, con el que se ocultaban en un apartamento alquilado en la ciudad andaluza de Almería (al sudeste de la península ibérica).
Las autoridades suponen que Abdel Bary habría entrado recientemente en España de forma irregular desde el norte de África. Durante las últimas semanas, los detenidos habían adaptado sus comportamientos a la situación del estado de alarma por la pandemia del coronavirus: realizaban escasas salidas, siempre por separado y con mascarillas que además les ayudaban a evitar ser detectados.
Esta detención, llevada a cabo bajo la supervisión del Juzgado Central de Instrucción número 3 y con la coordinación de la Fiscalía de la Audiencia Nacional, se enmarca en una estrategia de la Policía Nacional española para detectar y neutralizar el posible retorno a España de terroristas procedentes de zonas de conflicto.
"Rasgos de personalidad muy peculiares"
El comunicado con el que las autoridades españolas han dado cuenta de su detención señala que Abdel Bary presenta "tanto unos rasgos de personalidad muy peculiares como un perfil criminal extremadamente violento, que llamaron la atención de los servicios policiales y de inteligencia europeos".
El Ministerio del Interior español destaca en ese sentido que su trayectoria criminal en el seno del Estado Islámico "ha quedado evidenciada en diversos medios audiovisuales y de prensa escrita", así como en imágenes "de extrema crudeza" sobre sus crímenes en zona de conflicto. Efectivamente, en agosto de 2014 Abdel Bary difundió una fotografía suya, supuestamente tomada en Raqqa (Siria), con la cabeza cortada de un enemigo en la mano.
Su afiliación a la lucha yihadista parece tener raíces familiares: su padre fue condenado por su participación, en 1998, en sendos ataques contra las embajadas de EE.UU. en Kenia y en Tanzania que causaron más de 200 víctimas mortales. En 2013, Abdel Bary se incorporó plenamente a las filas yihadistas en Siria desde el Reino Unido, donde hasta entonces se dedicaba a la música rap, en clave de protesta contra el presidente Bashar al Assad. Los investigadores creen que fue radicalizado por grupos musulmanes relacionados con el predicador Anjem Choudary, actualmente encarcelado por su adhesión al Estado Islámico.