La cumbre telemática celebrada este jueves entre los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) ha culminado con la decisión de que el Consejo respaldará un plan de reconstrucción para relanzar la economía de la eurozona tras la pandemia de coronavirus, que podría movilizar en torno a 1,5 billones de euros. Los líderes europeos han logrado acordar, además, el establecimiento un fondo para ayudar a la recuperación en el marco de los presupuestos del sexenio 2021-2027.
"Hemos acordado actuar hacia el establecimiento de un fondo regional, que es necesario y urgente", ha declarado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, al término de la cumbre telemática. Sobre el mencionado fondo, Michel ha precisado que "tiene que tener la suficiente magnitud para llegar a aquellos sectores y lugares de Europa más necesitados para luchar en esta crisis sin precedentes".
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, explicó que la pandemia no ha afectado de igual manera a todos los países, pero que la respuesta de la UE debe ser igualmente "colectiva". "Tenemos que diseñar una respuesta conjunta –insistió la presidenta–: primero reparar el daño de la crisis y después generar recuperación".
"Sensación de urgencia"
La Comisión Europea se encargará de evaluar las necesidades financieras para la elaboración de esta respuesta conjunta sobre la que de momento no han trascendido detalles concretos.
Von der Leyen, no obstante, se ha comprometido durante la reunión a lograr un proyecto de presupuestos en las próximas semanas. "Trabajamos lo más rápido posible, el objetivo es que esté listo la segunda o tercera semana de mayo", dijo la presidenta.
En una línea muy similar se expresó a este respecto Charles Michel: "Estamos comprometidos a tomar decisiones lo más rápido posible", aseguró, destacando que "es importante demostrar que este proyecto europeo es fuerte". "Hay una sensación de urgencia. Y nuestra intención es realizar propuestas concretas", remarcó el presidente del Consejo.
Una operación de rescate sin precedentes
El principio de acuerdo se ha alcanzado tras cuatro horas de videoconferencia y abre la puerta al llamado Programa de Recuperación de la Unión Europea, que según los cálculos de Bruselas implicaría la movilización de unos 1,5 billones de euros, en lo que supone de hecho un incremento sin precedentes en el techo de gasto de este organismo supranacional. La Unión emprende de esta manera una operación de rescate a nivel europeo mayor que cualquier otra en toda su historia.
España, Francia o Italia han defendido el despliegue de ese billón y medio de euros durante la cumbre. Varios países del norte, por su parte, con los Países Bajos al frente, reclamaron en cambio contención al respecto e insistieron en que toda inyección financiera debe ser administrada mediante préstamos reembolsables, mostrándose en principio inflexibles en su negativa ante la movilización de ayudas a fondo perdido.
La realidad obliga al consenso
Hace penas un par de semanas, las posturas parecían aún más férreas y alejadas de lo que se ha percibido en la videoconferencia de hoy. Los Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia o Finlandia ni siquiera se planteaban la extensión de una línea de crédito sin condiciones, a través del Mecanismo europeo de estabilidad (Mede). Frente a ellos, los países del sur, más castigados por la propagación del virus, con España e Italia a la cabeza y con el apoyo de Francia, apostaban por la emisión de unos eurobonos que finalmente no se han llegado a discutir en la cumbre de este jueves.
Sin embargo, los estragos de la pandemia y la inminente debacle económica (cifrada por la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, en un descenso del 15 % del PIB de la zona euro) han obligado a los participantes en la cumbre a flexibilizar sus posturas y a buscar el consenso.
Se abre ahora una previsible y compleja disputa por los detalles que podría prolongarse durante varias semanas, especialmente en lo tocante a la distribución concreta de ayudas, subvenciones y préstamos. En cualquier caso, la parte esencial del acuerdo está ya bien cimentada, sobre la asunción más o menos explícita y común de que la UE no puede combatir los efectos económicos del covid-19 de la misma manera en la que se enfrentó las crisis anteriores.