Mientras crece la incertidumbre provocada por los rumores sobre la supuesta muerte del líder norcoreano Kim Jong-un, probablemente la principal pregunta que surge en caso de confirmarse estas versiones es: quién podrá tomar las riendas del poder en el país asiático de aquí en adelante.
El profesor asociado de relaciones internacionales en la Universidad Federal del Lejano Oriente (Rusia), Artiom Lukín, ofrece a RT su punto de vista sobre esta cuestión en un artículo titulado 'Si Kim Jong-un realmente está muerto, no esperen ver caos en Corea del Norte'. Y observa además que hay al menos tres jugadores globales que podrían intentar aprovechar el posible cambio de mando a su favor.
El líder norcoreano apareció en público por última vez el pasado 11 de abril, cuando presidió la sesión del politburó, es decir, el máximo órgano ejecutivo del partido gobernante. Las sospechas comenzaron tras su ausencia cuatro días después, durante el Día del Sol, la principal celebración norcoreana que conmemora el aniversario del nacimiento de su abuelo y fundador del país, Kim Il-sung. Desde su ascenso al poder en 2011, Kim nunca había dejado de encabezar ese festejo, detalla Lukín.
¿Cirugía fallida o un engaño orquestado?
Algunos observadores explican su desaparición conjeturando con que Kim falleció tras una fallida cirugía al corazón, e incluso fotos de su supuesto cadáver en un ataúd de cristal han circulado por las redes sociales. Mientras que otros contemplan un posible golpe de Estado o bien argumentan que el líder norcoreano se encuentra aislado por precaución ante el coronavirus, a pesar de que Pionyang niega su presencia en el país.
Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta cuál es la situación, a excepción de un puñado de personas en Pionyang y quizás en Pekín, dado el extremo hermetismo de Corea del Norte, sostiene Lukín. Y asegura que el país siempre se ha servido del engaño y las cortinas de humo para sobrevivir en un ambiente duro. Por ello, añade, la ausencia de Kim podría ser otro artilugio intencional para fines estratégicos o tácticos.
Ante la falta de cualquier evidencia confiable sobre las posibles explicaciones, actualmente solo queda lugar para especulaciones, observa el diplomado. En su opinión, Kim estaría atravesando problemas de salud, pero se encuentra con vida y regresará dentro de un periodo relativamente corto. Y añade que la salud del líder norcoreano ha sido problemática desde hace tiempo, por lo cual es probable que Kim esté recuperándose de una cirugía.
Herederos a la vista
Aún así, de momento no se puede descartar la muerte ni la discapacidad de Kim, continúa Lukín. Y señala que en ambos casos el país se enfrenta a la cuestión de la sucesión, pero el problema es que, siendo Corea del Norte una autocracia dinástica gobernada por tres generaciones de la familia Kim y donde el poder siempre pasó de padre a hijo, actualmente no existe un aparente heredero.
Circulan rumores de que Kim Jong-un tuvo tres hijos, mientras que el mayor de ellos, un varón, habría nacido en 2010, con lo cual aún en caso de ser cierto, este último sería demasiado joven para asumir el liderazgo de un país con armas nucleares, indica el experto.
Kim Yo-jong, la hermana menor de Kim, es una figura política importante en el país y ha servido como su asistente personal, por lo cual algunos la consideran como una probable candidata al poder. Sin embargo, Lukín desestima la probabilidad de que tal sea el caso, dado el carácter profundamente patriarcal de la sociedad norcoreana, donde una líder suprema femenina, incluso de la misma familia de Kim, podría ser rechazada por la mayoría de los ciudadanos.
Un escenario fatal
Otros de los candidatos para remplazar a Kim podrían ser otro familiar varón —por ejemplo su hermano mayor Kim Jong-chul o su tío Kim Pyong-il— aunque tampoco se puede descartar del todo a los pretendientes fuera de la familia Kim, sostiene Lukín. Así, entre las posibles opciones estarían el primer ministro Kim Jae-ryong o el presidente de la Asamblea Popular Suprema, Choe Ryong-hae. O incluso, un liderazgo colectivo no deja de ser una de las posibilidades.
Pero lo que prácticamente no deja lugar a dudas es que la élite del país, unos centenares de personas que concentran el poder militar y político, decidirán el asunto de manera colectiva y rápida, evitando los desacuerdos, dado que saben que si un conflicto interno saliera a la luz, podría ser fatal para el régimen, asegura el especialista.
¿Intervención externa?
Por último, Lukín argumenta que Corea del Sur, EE.UU. y China son los únicos países que en teoría podrían tener la capacidad y la motivación para intervenir en la transición. Sin embargo, Seúl solamente está interesado en la estabilidad regional y no es hostil con el régimen de Kim, por lo cual aceptaría a cualquier sucesor. Mientras que Washington se encuentra demasiado ocupado con la crisis del coronavirus y se limitará al rol de espectador a menos que un caos en Corea del Norte genere peligro de que su arsenal nuclear quede fuera de control.
En el caso de Pekín, es más difícil hacer predicciones. El gigante asiático posee mucha más influencia sobre Pionyang que cualquier otro país y podría usarla para sus propios intereses. Pero incluso en caso de dirigir la sucesión, lo haría de una forma sumamente discreta para minimizar riesgos, concluye Lukín.
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