La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a ser la protagonista absoluta de las redes sociales en España después de posar para la foto que ilustra la portada de este domingo de un diario de tirada nacional, que ha sido recibido diversos calificativos negativos, como "ridícula", "estrambótica" y, cuando menos, "polémica".
Díaz Ayuso, del Partido Popular (PP), la principal formación de la oposición en España, ha concedido una entrevista que, más allá de sus declaraciones, ha causado sensación por la pose de la presidenta madrileña, que mayoritariamente ha sido comparada con la de una talla de la virgen dolorosa.
Como no podía ser de otra manera, las redes sociales se han llenado de reinterpretaciones de esta instantánea. Así, Twitter es un buen ejemplo de ello y los usuarios se han puesto inmediatamente manos a la obra para demostrar su ingenio:
"No estaba tampoco muy cómoda"
Pero no es la primera polémica que protagoniza Díaz Ayuso. La política madrileña empieza a ser conocida en algunos círculos como la 'Trump española', en referencia al tipo de declaraciones que realiza con cierta frecuencia, que recuerdan a las que habitualmente hace el presidente estadounidense.
Las más recientes afirmaciones de Díaz Ayuso, que han provocado tanto críticas como sorpresa, son tan solo de hace unas horas. En una entrevista radiofónica en Onda Cero, la política sostenía la hipótesis de que los techos altos ayudan a curar el coronavirus: "Ifema [el hospital de campaña montado en Madrid en un recinto ferial] ha demostrado que en los hospitales que tienen techos altos los pacientes sanan muy bien", fueron sus palabras textuales.
También ha sorprendido con su 'hallazgo' sobre la razón del nombre de la enfermedad que provoca el nuevo virus: "Tengo claro que este virus, por eso se llama covid-19, coronavirus diciembre 19, porque este virus estaba en diciembre del 19 campando a sus anchas por todas partes", ha compartido con los oyentes.
Sobre las fotos publicadas en el diario de tiraje nacional, la política dijo este lunes que mientas la fotografiaban "no estaba tampoco muy cómoda", aunque en dos meses de intensa gestión de la mayor crisis sanitaria que ha sufrido la región en décadas, ha protagonizado alrededor de 70 actos, entre entrevistas, posados fotográficos o clausuras de instalaciones, entre otras.
De hecho, algunas de ellas fueron muy comentadas en las últimas semanas. Así sucedió el 1 de mayo, durante la celebración multitudinaria que tuvo lugar en la clausura de Ifema, el hospital de campaña que se instaló en el recinto ferial de la capital para aliviar la tensión del sistema sanitario madrileño.
A las puertas de la instalación se reunieron centenares de personas que no guardaron entre sí ningún tipo de distancia de seguridad, repartieron abrazos y se tomaron fotos con decenas de personas tocándose. Si bien la mayoría llevaba mascarillas faciales, no todos tomaron esa previsión. La mandataria regional acabó esa actividad sirviendo bocadillos de calamares a los asistentes, todo ello después de hacer un llamamiento a no relajarse y a seguir cumpliendo con las recomendaciones sanitarias.
Precisamente, el hospital de campaña del Ifema se ha convertido en uno de los hitos que la presidenta madrileña publicita en la mayoría de sus intervenciones públicas. La infraestructura fue levantada por la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento de la capital, el Ministerio de Sanidad y la Unidad Militar de Emergencias (UME): un proyecto colectivo entre todas las administraciones que se materializó en menos de 48 horas.
Este hospital es calificado por Díaz Ayuso desde hace algunos días como "hospital milagro", y presume de que en él solo hubo 16 fallecimientos, a pesar de haber tratado a alrededor de 40.000 pacientes. Se anunció que en su interior habría hasta 5.500 camas, aunque finalmente llegó a albergar 1.300, de las que 16 eran de cuidados intensivos.
Lo cierto es que Ifema fue ideado para liberar la presión asistencial de los demás centros hospitalarios de la región y a él se derivaron los casos menos graves. "Se debe a que el perfil del paciente que ingresaba tenía poca posibilidad de complicarse. Al principio no había UCI en los pabellones y los pacientes que entraban no eran los más graves", dijo en una entrevista el pasado sábado Antonio Zapatero, director de esa instalación improvisada, para explicar la poca mortalidad registrada en ese centro.
Otros de los actos de Díaz Ayuso, como una entrevista en la televisión pública regional, la asistencia a una misa o su presencia en el aeropuerto de Barajas para fotografiarse con un avión que transportaba material sanitario, ocasionaron que llegara tarde o se ausentara antes de tiempo a reuniones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus homólogos del resto de Comunidades Autónomas, o incluso a un encuentro de su propio Gobierno regional, en el que se decidía si solicitaban el pase a la siguiente fase de la desescalada de las medidas restrictivas.
¿Omisión del deber de socorro?
El revuelo por sus polémicas posturas también ha incluido frases como: "la conexión con China es directa, no tenemos una sola goma del pelo que no sea 'made in China'", en referencia al origen del virus en España; o, "todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los coches", como argumento para levantar el confinamiento en la capital española.
Pero hay afirmaciones de la política popular que han revestido mayor gravedad. Es el caso de sus palabras del domingo sobre las muertes en residencias geriátricas: "Si ha habido criterios técnicos y sanitarios que te dicen que igualmente esa persona va a fallecer, que mejor se quede ahí, yo no lo puedo cuestionar ahora en frío y a toro pasado". Esta confesión ha hecho que la Asociación Defensor del Paciente haya enviado un escrito al presidente del Tribunal Supremo y a la Fiscalía General del Estado pidiendo que "investiguen y depuren responsabilidades" por supuesta omisión del deber de socorro.
Desde que se inició esta crisis sanitaria han fallecido casi 6.000 mayores residentes en estos centros (casi el 11 % del total) con coronavirus o con síntomas compatibles con el covid-19, y casi desde el principio circularon los rumores de que los hospitales madrileños habían prohibido el ingreso de estos pacientes.
Así, según publicó Infolibre el 14 de abril, fuentes de los grupos empresariales Vitalia y Orpea, que gestionan residencias de la tercera edad en Madrid, aseguraron que los hospitales habían vetado la derivación de pacientes de covid-19 procedentes de geriátricos. "El 18 de marzo fue el último día que nos permitieron derivar a hospitales un solo paciente, y eso lo tenemos por escrito. Hasta el 2 o el 3 de abril no nos dejaron derivar a muchos residentes a ningún hospital", aseguraba el portavoz de Vitalia entonces.
El escrito de Defensor del Paciente coincide con la querella criminal colectiva, suscrita por 26 demandantes, que también este lunes han interpuesto familiares y empleados de estos centros contra Díaz Ayuso; Ruiz Escudero, consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid; y diez directores de residencias de mayores de la región con internos fallecidos o mal atendidos durante esta epidemia.
Gestión en la mira
Más allá de sus declaraciones polémicas, su gestión durante la crisis del coronavirus también ha sido duramente censurada. Además de la situación de los centros de mayores, la atención a los menores más desfavorecidos y las condiciones del sistema sanitario de la Comunidad de Madrid han sido los dos temas centrales de estas críticas.
Con respecto a los menores, el principal foco de conflicto ha sido la solución dada a aquellos que tenían beca de comedor, tras el cierre de los colegios el día 11 de marzo. Díaz Ayuso anunció que había llegado a un acuerdo con tres empresas de comida rápida que durante dos meses han provisto los menús diarios a estos 11.500 niños. Pizza, hamburguesa, nuggets, patatas fritas o refrescos de cola han sido parte de la dieta diaria de los pequeños pertenecientes a las familias más vulnerables. "Juraría que al 100 % de los niños les encanta", dijo cuando defendió su decisión ante el Parlamento madrileño.
Nuria López