Restos del enorme cohete chino Larga Marcha-5B (ChangZheng-5B), que cayeron de forma descontrolada sobre la Tierra y se estrellaron en el océano Atlántico este lunes, estuvieron a punto de impactar la ciudad de Nueva York, estiman expertos estadounidenses.
La semana pasada, el cohete portador chino pusó en órbita la versión de prueba de una nave espacial tripulada de nueva generación y una cápsula de retorno de carga. Tras mantenerse por aproximadamente una semana en órbita, la etapa central del cohete reentró en la atmósfera el 11 de mayo.
Una unidad de la Fuerza Aérea de Estados Unidos confirmó el descenso de la parte central, que cayó en el Océano Atlántico, frente a las costas de África occidental.
Sin embargo, según Eric Berger, redactor de temas espaciales del portal tecnológico Ars Technica, antes de entrar en la atmósfera terrestre, la trayectoria de la etapa principal —con una masa ligeramente superior a 20 toneladas— pasó directamente sobre la ciudad de Nueva York.
De esa manera, si el cohete hubiera reentrado en la atmósfera unos 15 o 20 minutos antes, los escombros "podrían haber llovido en el área metropolitana más grande de EE.UU.", escribe el analista.
El objeto más grande en décadas
Según los cálculos del astrónomo estadounidense Jonathan McDowell, este ha sido el objeto más grande en retornar de manera descontrolada a la atmósfera desde que se produjo el descenso de la estación orbital soviética Salyut-7, de 39 toneladas, en 1991.
McDowell afirma que las piezas que no se quemaron en la atmósfera hubiesen golpeado la superficie terrestre a unos 160 kilómetros por hora. "No habría sido suficiente para acabar con Nueva York", pero sí "pudo eliminar un piso de un edificio", indica el experto, citado por NBC News. Sea como fuere, "eso es más de lo que necesitamos en este momento", puntualizó el astrónomo.
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