Más de 22.000 residentes de asilos en Inglaterra y Gales podrían haber muerto como resultado directo o indirecto del covid-19, según datos de la Escuela de Economía de Londres, reporta The Guardian.
Según el estudio realizado por esta entidad, la cifra de fallecidos por la enfermedad en las residencias de ancianos supera en más de dos veces la cifra declarada oficialmente por la Oficina Nacional de Estadística (ONS por sus siglas en inglés).
Las estadísticas publicadas este martes por la ONS sitúan en 8.314 el número de residentes de geriátricos ingleses que habían muerto hasta el pasado 8 de mayo por covid-19. Este dato se basa en informes presentados directamente al regulador por los operadores de estos centros.
Sin embargo, investigadores del Centro de la Política de Atención a la Salud y Evaluación de la Escuela de Economía de Londres han determinado que si se contabilizan las muertes de los residentes que fueron ingresados y fallecieron en hospitales, así como el denominado 'exceso de muertes'―la mortalidad comparada con el promedio habitual― el número de víctimas relacionadas directa o indirectamente con la nueva enfermedad alcanzaría los 22.000.
"Los datos sobre muertes en los hogares de ancianos directamente atribuidas al covid-19 subestiman el impacto de la pandemia en los residentes, ya que no tienen en cuenta los efectos indirectos de la mortalidad de la pandemia y/o debido a los problemas a la hora de identificar la enfermedad como la causa de la muerte", sostienen los autores del informe, Adelina Comas-Herrera y José-Luis Fernández.
Según los investigadores, las muertes indirectas pudieron haberse producido porque personas que necesitaban atención médica por otras razones no la buscaron o no la recibieron, bien por temor a contraer la enfermedad o porque el Servicio Nacional de Salud estaba sobrecargado.
El estudio señala que del 10 al 20 % del personal de las residencias estaba ausente, mientras que el aislamiento de los residentes en sus habitaciones con el objetivo de reducir la propagación de la infección podía hacer que su asistencia fuera más difícil y sus necesidades fueran menos visibles.
La publicación del informe coincide con la declaración de la Sociedad de Alzheimer, que denuncia que hayan dejado a los hogares de ancianos "que se las arreglen solos" en un contexto de continua escasez de equipos de protección personal y de pruebas para residentes, así como de dificultades para aislar a los pacientes infectados.