El fallecimiento de Ramona Medina causa consternación en gran parte de la sociedad argentina, o al menos en aquellos sectores que logran sentir empatía y se indignan por las condiciones de vida en las villas de la capital, donde el hacinamiento y las falencias estructurales incentivan el avance del coronavirus.
La víctima era una vecina de la Villa 31 y referente de La Poderosa —así se llamaba la motocicleta del 'Che' Guevara—, una agrupación con fuerte presencia en los barrios populares, conocida por su revista de cultura villera, La Garganta Poderosa. Uno de los pilares de este medio es pregonar la urbanización en aquellos territorios carenciados, y luchar contra el estigma que padecen sus residentes.
Durante las últimas semanas, en ese país sudamericano el foco de atención se posó, como nunca antes, sobre la situación habitacional en los rincones postergados de la Ciudad de Buenos Aires: los casos de covid-19 se multiplican, en zonas caracterizadas por la ausencia de servicios básicos y el olvido de las autoridades. De hecho, la voz de Ramona fue una de las más resonantes a la hora de denunciar, con nombre y apellido, la falta de agua en la 31.
"No se puede vivir más en estas condiciones"
Para dar a conocer la noticia de su muerte, este sábado sus compañeros publicaron un video del 3 de mayo, en el cual Medina mostraba que su hogar no tenía agua: "Ocho días llevamos sin agua, y nos piden que nos higienicemos, que nos lavemos las manos", decía la mujer. "No se puede vivir más en estas condiciones, hay una pandemia que nos está consumiendo todos los días", añadía.
A su vez, criticó duramente al vicejefe del Gobierno porteño, Diego Santilli, de la misma fuerza política que el expresidente Mauricio Macri: "Este señor se llena la boca en todos los canales diciendo que tenemos agua. Yo le pregunto si vino a la villa, si estuvo acá viendo nuestras casas, nuestra situación. Lo invito a mi casa". Cuando se conoció su defunción, aquellas imágenes de protesta se viralizaron en redes sociales.
A pocos días de grabar ese video, reflejando el temor de esa militante social ante posibles brotes de coronavirus, La Garganta Poderosa informaba que Medina se había contagiado y que presentaba una situación de salud delicada. Tenía 42 años, y era insulinodependiente.
"¿Y ahora? Y ahora Ramona tiene coronavirus, sí, la misma Ramona que salió en todos los informes y videos que publicamos desde que comenzó el aislamiento inviable para los barrios abandonados, denunciando el sometimiento a las condiciones infrahumanas que padecía en la Villa 31", señalaron con indignación el 13 de mayo, anunciando que los médicos la estaban intubando, con un respirador.
"'Otro positivo', las pelotas. 'Otro positivo', cuando cuentan numeritos. 'Otro positivo', es otro mar de lágrimas y gritos", escribían desde la agrupación. Según precisaron, Ramona "pasó 12 días pidiendo auxilio, sin agua, rogando que por favor materializaran su traslado".
Asimismo, insinuaron que los grandes medios locales ocultan las carencias de las villas, presuntamente, por la pauta publicitaria que coloca el gobernador capitalino: "Lo imploró, lo gritó, lo lloró. Un día en Telefé, otro día por la TV Pública, todos los días en La Garganta, pero ni así logró arrancarle al periodismo esa mordaza que propios y extraños presentan como barbijo, para no romper lanzas con Rodríguez Larreta, ni hacerse cargo de sus propias estadísticas".
Y mientras crecían los cuestionamientos, se contagiaron "todas las demás personas que habitaban su precaria vivienda", dice el comunicado. Entre los infectados, hay familiares de Ramona que presentan un escenario crítico, incluyendo una hija diabética y otra con los síndromes de West y Aicardi, situación que le produce convulsiones, permaneciendo en silla de ruedas con oxígeno asistido por las noches. También hay un suegro que tiene problemas coronarios.
¿Quién era Ramona?
"Una 'compañeraza', activista de fierro, vecina del barrio de toda la vida", así la definió Ignacio Levy, referente de La Poderosa. Ella trabajaba siendo gestora de trámites para personas con discapacidad, coordinando sus traslados a colegios y centros de atención. Era monotributista, es decir, sostenía una relación laboral precaria.
Ramona, muy querida por sus compañeros militantes, también dirigía el área de salud en la Casa de las Mujeres y las Disidencias, un centro comunitario que la agrupación tiene en la villa. Al mismo tiempo, hacía comidas "para poder sostener todos los gastos que implican los medicamentos y la dieta específica de su hijita", repasaron desde La Garganta.
Entonces, cuando se confirmó el contagio y se agravó su condición física, los ingresos de la familia se vieron limitados. "Ya no tenemos más recursos, ni más desesperación, ni más medios para denunciar tanta desidia, entre tanto dolor", señalaba en ese momento el medio autogestionado.
Indignación
La muerte de Ramona resonó entre periodistas, artistas, agrupaciones políticas, sindicatos y organizaciones sociales.
"No hay democracia, no hay siglo XXI con gente viviendo sin agua, con piso de tierra y paredes de chapa", opinó en Twitter el usuario Juan Monteverde.
A su vez, muchos cibernautas consideraron que este desenlace fatal se podría haber evitado, sosteniendo condiciones sociales más igualitarias. En efecto, el reconocido actor argentino Juan Minujín expresó: "Seguramente su suerte hubiera sido otra si el barrio tuviera garantizado los recursos básicos para enfrentar la pandemia".
Además, organismos de derechos humanos se plegaron a las críticas. Por su parte, Amnistía Internacional escribió: "Los vecinos y vecinas de los barrios populares venían avisando de la situación precaria, la falta agua y de servicios esenciales en las villas de la ciudad y el país, especialmente ante la pandemia".
Para Sergio Maldonado, hermano de Santiago —quien estuvo varios días desaparecido tras un operativo de Gendarmería en la Patagonia argentina y luego fue encontrado muerto en el río Chubut—, "la inoperancia de funcionarios y políticos mató a Ramona".
El avance de la pandemia en las villas
El reporte matutino del 18 de mayo señala que Argentina tiene un total de 8.068 casos confirmados de covid-19, y 374 fallecimientos. En la Ciudad de Buenos Aires, el lugar con mayor cantidad de contagios en todo el país, hasta el 17 de mayo se registraban 3.928 infectados y 150 muertes.
De ese total, 1.323 enfermos son de barrios carenciados, y 12 ya fallecieron. Comparado con el resto de la capital, el índice crece fuertemente en las villas porteñas, donde hay más chances de contraer la infección: el domingo se contabilizaron 182 contagios en toda la ciudad, y 122 se produjeron en los barrios más pobres. Además, ese día la capital tuvo tres muertes, pero todas se produjeron en las zonas postergadas.
Leandro Lutzky
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