'Son memoria y son presente, ¿dónde están?' Con este lema, miles de uruguayos realizaron hoy la 25 Marcha del Silencio para reclamar por los más de 300 desaparecidos que dejó la última dictadura militar, que gobernó al país de 1973 a 1985.
Pero este año la pandemia del coronavirus los obligó a buscar alternativas. Ante la imposibilidad de reunirse y marchar en las calles, las redes sociales se convirtieron en foro de denuncia, reclamo y lucha.
La Plaza Libertad, en pleno centro de Montevideo, amaneció poblada de pancartas con los rostros de las víctimas que fueron colocadas desde anoche por los activistas.
En el asfalto de la Avenida 18 de Julio quedaron plasmadas centenares de huellas de color blanco, símbolo de su ausencia. Los balcones de diversos barrios también fueron escenario para recordar que el reclamo de memoria, verdad y justicia sigue vigente. Y que no hay olvido ni perdón para los represores.
Desde temprano, las redes se convirtieron en un foro protagónico en el que se postearon fotografías para recordar que los desaparecidos no son solo números, sino personas que tenían una vida, una historia.
Una de ellas era Amelia Sanjurjo, militante del Partido Comunista y empleada de una editorial que fue desaparecida el 8 de noviembre de 1977. "Se presume que estaba embarazada. Presente y viva en nuestra memoria", concluía su memorial. Norma Mary Scópice Rijo era una estudiante de medicina, nacida el 29 de abril de 1951, que fue secuestrada el 23 de noviembre de 1976 en Buenos Aires. Tenía 28 años.
María Elsa Garreiro, una estudiante de sicología y militante de la guerrilla Tupamaros, nacida en España pero radicada desde los cuatro años en Uruguay, fue vista por última vez en la Escuela de Mecánica de la Armada de Buenos Aires, la temible ESMA, uno de los centros clandestinos de detención más grandes que hubo en América Latina. Mary Norma Luppi Mazzone, también militante tupamara, fue secuestrada el 10 de junio de 1977 en su casa en la afueras de Buenos Aires. Hugo Enrique Cacciavillani Caligari tenía 23 años cuando fue asesinado. Sus restos se encontraron en 2005, pero pasaron tres años más para que fuera identificado.
La lista de uruguayos asesinados o desaparecidos en Argentina es larga. Fue resultado del Plan Cóndor, la alianza criminal que llevaron a cabo las dictaduras sudamericanas para perseguir a sus opositores más allá de las fronteras de cada país.
El poeta Mario Benedetti, fallecido en 2009, volvió a formar parte del activismo en esta fecha tan simbólica para la lucha de los derechos humanos en Uruguay. Una y otra vez se replicó el video en el que recita su poema dedicado a los desaparecidos: "…cuando empezaron a desaparecer / como el oasis en los espejismos / a desaparecer sin últimas palabras / tenían en sus manos los trocitos de cosas que querían / están en algún sitio / nube o tumba / están en algún sitio / estoy seguro / allá en el sur del alma…".
Otros activistas advirtieron en sus cuentas que, cuando termine el aislamiento por la pandemia, muchas personas seguirán sin ver a sus familiares porque están desaparecidos, y los culpables siguen sin confesar a dónde los llevaron.
El periódico La Diaria ilustró su portada con una imagen en primer plano de Laura Cuesta, una legendaria militante por los derechos humanos que murió en noviembre de 2018, a los 98 años, y sin haber podido encontrar a su hijo Nebio Melo, desaparecido por los represores. 'Hasta que sea necesario', fue el escueto pero contundente título, en respuesta a aquellos que se preguntan hasta cuándo seguirá esta lucha para encontrar a las víctimas y pedir justicia por ellas.
La organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos solicitó a la intendencia de Montevido que dejara libre de vehículos y peatones la Avenida 18 de Julio en su camino hacia la Plaza Libertad, en donde marchan cada año.
"No llamamos a acompañar presencialmente ese recorrido. Queremos que la calle y las veredas vacías potencien ese silencio", señalaron al convocar a conectarse desde cualquier plataforma para ver un video sobre los desaparecidos y gritar "¡presente!" ante la mención de cada uno de sus nombres.
La Marcha del Silencio comenzó a realizarse en 1995, cuando estaba por cumplirse una década del fin de la dictadura, y en recuerdo del 20 de mayo de 1976, la fecha en que los cuerpos de los legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz y los militantes William Whitelaw y Rosario Barredo aparecieron en Buenos Aires, en donde estaban exiliados.