Oliver Gutiérrez, profesor de Geografía de la Universidad de Málaga, lideró un equipo científico que revisó más de treinta trabajos publicados a nivel mundial, para este 2020, sobre el efecto del aumento de la temperatura climática en la propagación del coronavirus.
La conclusión del estudio es que el verano boreal no debe rebajar las medidas preventivas frente al coronavirus, ya que no existe evidencia científica sólida que respalde la afirmación de que el aumento de las temperaturas primaverales y, sobre todo, durante el verano, pueda contribuir a limitar la progresión del coronavirus, dice un comunicado publicado por la Universidad de Málaga.
Gutierrez explica que "la mayor parte de las investigaciones revisadas mostraron que sí existía cierta influencia del tiempo atmosférico y/o el clima en la distribución y el progreso de COVID-19", pero un alto porcentaje de esos estudios tenían deficiencias metodológicas que podrían invalidar sus resultados.
Además, algunos de los trabajos revisados no consideran otros factores importantes antes de llegar a sus conclusiones, como por ejemplo los relacionados con la movilidad de la población, su densidad o la conectividad geográfica en un contexto socioeconómico globalizado.
"En el supuesto de que el tiempo y el clima influyan de alguna manera en la distribución del nuevo coronavirus, buena parte de las investigaciones revisadas sugieren ese efecto partiendo de principios imprecisos, un marco de análisis incompleto, unos métodos inadecuados y hasta, en no pocos casos, conclusiones contradictorias, de acuerdo con los resultados obtenidos", concluyeron los investigadores. Eso, dijeron, porque "el que se observe una relación 'estadísticamente significativa' entre temperatura y la incidencia de covid-19 no significa que exista una relación directa causa-efecto entre ambas variables. Dicha relación puede estar mediada por otros factores como, por ejemplo, la distribución, densidad y movilidad de la población".
Por todo esto es que los cientificos liderados por Oliver Gutiérrez afirman que hay que mantener durante el verano las mismas medidas de contención y de distanciamiento social, sin variar su intensidad. No hay que bajar la guardia, agregan, porque "no hay ninguna evidencia de que el verano pudiera representar una tregua".