Al estudiar mutaciones genéticas en peces cebra, un equipo de científicos descubrió una nueva hormona que estimula las funciones sexuales en esa especie y que podría ayudar a la creación de nuevos tratamientos para tratar problemas de fertilidad en humanos, según un estudio publicado esta semana en la revista Proceedings of National Academy of Sciences.
Los biólogos canadienses Kim Mitchell y Vance Trudeau, de la Universidad de Ottawa, en colaboración con investigadores del Instituto de Hidrobiología de la Academia de Ciencias de China, realizaron experimentos para estudiar cómo las mutaciones genéticas en el pez cebra afectan su función sexual y la interacción de los machos con hembras durante el apareamiento, recoge el portal EurekAlert.
Tras hacer cambios específicos en los genes del péptido secretogranin-2 de los peces, los investigadores notaron que los machos dejaron de prestar atención a las hembras y no fertilizaron los huevos. En las parejas genéticamente modificadas se evidenció una reducción severa del comportamiento sexual, dejando como resultado que la fertilización se produjera tan solo en uno de cada 10 casos.
Estimular la función sexual
La secretogranina-2 es una proteína importante para el funcionamiento normal de las células cerebrales y otras que secretan hormonas para controlar diversas funciones del cuerpo, como el crecimiento y la reproducción. Está presente no solo en los peces, sino también en otros animales y en humanos, explicaron los especialistas.
"Esta proteína se puede separar en partes por enzimas especiales, y descubrimos que un pequeño fragmento de ellas, denominado péptido secretoneurina, es importante para estimular la función sexual", señaló Trudeau.
Los científicos se dieron cuenta de que con solo una inyección de secretoneurina era posible restaurar parcialmente la función sexual en los peces genéticamente modificados. "El péptido actúa sobre las células del cerebro y la glándula pituitaria para aumentar la liberación de hormonas, mejorando así la capacidad de la hembra para ovular y poner sus huevos", argumentaron los autores. Además, explicaron que ese péptido en sí mismo "es una nueva hormona".
Ahora los científicos esperan usar los peces genéticamente modificados para buscar otros factores que podrían mejorar la función sexual, ya sea para aumentar el desove en especies de peces de criadero o para ayudar en la búsqueda de nuevos tratamientos para la infertilidad humana. "Este es solo el comienzo de las posibilidades. Los grandes genes de secretogranin-2 pueden producir muchos otros péptidos similares a las hormonas con funciones desconocidas", concluyeron los expertos.