La población afroamericana es más pobre que la blanca en EE.UU., tiene menor expectativa de vida, de educación y de salario, y mayores posibilidades de ser detenida o asesinada.
Así lo revelan estadísticas oficiales del Departamento de Justicia , la Oficina del Censo de Estados Unidos, el Centro para el Control y Prevención de enfermedades , el Departamento Nacional del Trabajo y el Centro Nacional de Estadísticas de Educación de Estados Unidos.
El desglose de las cifras refleja la desigualdad racial histórica que persiste en el país más poderoso del mundo y que explica, en parte, la rebelión desatada en Mineápolis luego de que un policía blanco matara a un hombre afroamericano desarmado.
La pobreza en los afroamericanos, que representa el 13% de los habitantes del país, alcanza el 21%, una diferencia de la tasa del 8% que se registra en la población blanca.
El ingreso promedio anual de una familia afroamericana es de 42.361 dólares, mientras que el de una familia blanca es de 70.642 dólares.
Además, una persona afroamericana tiene seis veces más posibilidades que un blanco de ir a prisión . Y el 40% de los condenados a muerte es de raza negra.
Aunque representa el 13% de la población total del país, en las cárceles el 33% de los presos es de la comunidad negra. Los blancos, en cambio, equivalen al 70% de la población nacional y al 36,8% de los detenidos.
Por otra parte, la esperanza de vida de un afroestadounidense es de 75,6 años, cuatro años menor a la de un blanco , y es nueve veces más probable que una persona negra, de entre 18 y 34 años, muera por homicidio. La posibilidad de ser asesinado es cinco veces mayor entre los 35 y 49 años, en comparación con los blancos de los mismos grupos de edad.
Esto implica que los jóvenes afroamericanos tienen más posibilidades de ser asesinados, de ahí que todavía persisten la recomendación para que, siendo aún niños, no corran en las calles porque pueden considerar sospechosos de un delito. El color de su piel arrastra una estigmatización.
Desempleo y exclusión
Las cifras negativas abarcan todo tipo de indicadores. Por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil de la población afroamericana es de 11,7 por cada 1.000 nacimientos, casi el triple que el de la población blanca, que es de 4,8.
El desempleo entre la comunidad negra, además, alcanza el 11% , mientras que en la población blanca es del 5,1%.
Con respecto al salario, los hombres de raza negra, que viven en las grandes ciudades, ganan 22% menos que los blancos, mientras que, en el caso de las mujeres, la brecha se amplía a un 34,2% menos en comparación con las blancas
En materia de educación, las estadísticas no mejoran, porque el 73% de los afroamericanos que estudian bachillerato se gradúa, la tasa que en el caso de los blancos asciende al 87%. De igual forma, solo 21% de los hombres de raza negra de 30 años tiene un título universitario al que acceder, en el mismo rango de edad, el 38% de los blancos.
Por todo esto es que incluso Naciones Unidas ha destacado que, si solo analiza los datos de la población negra en Estados Unidos, equivale a un país en desarrollo.
A ello hay que sumar el hecho de que la esclavitud no fue abolida por completo. "Ni en los Estados Unidos ni en ningún lugar sujeto a su jurisdicción tendremos esclavitud ni trabajo forzado, excepto como castigo de un delito del que el responsable haya tenido problemas de convicción", establece la décimo tercera en enmienda de la Constitución.
La norma implica que las personas condenadas por algún crimen son sujetas de servidumbre forzada, lo que explica en amplitud el documental "Enmienda XIII", en el que la cineasta Ava DuVernay demuestra cómo el racismo y la esclavitud se han perpetuado en el país.