Un gran grupo de manifestantes permanece en las calles de Mineápolis a pesar de la orden de toque de queda, que rige desde esta noche para controlar los disturbios generados tras la muerte de George Floyd, el afroamericano que falleció bajo custodia policial a principios de esta semana.
Agentes policiales y miembros de la Guardia Nacional se han desplegado en la zona y lanzado gases lacrimógenos para dispersar las protestas. Sin embargo, los manifestantes continuaron acumulándose en torno al tercer cuartel general del departamento de Policía de la ciudad.
El alcalde de Mineápolis, Jacob Frey, ordenó toque de queda a partir de las 8 de la noche de este viernes y sábado, y se levantará cada mañana a partir de las 6, citando el daño causado a medida que las manifestaciones se intensificaron en las últimas jornadas, provocando saqueos generalizados y múltiples incendios.
Numerosas personas se reunieron en las calles momentos antes de que la orden entrara en vigencia, mientras las tropas de la Guardia Nacional, vestidas con equipos antidisturbios, ordenaban por megáfono a la multitud que se retirara, amenazando con arrestar a los infractores del toque de queda.
Informes preliminares indican que los manifestantes arrojaron piedras y botellas a los oficiales, por lo que estos respondieron con gases lacrimógenos.