Desde hace varias semanas los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad de España sobre la evolución de la epidemia de coronavirus en el país presentan serias incongruencias, pero ha sido en la última cuando descifrarlos se ha convertido en una misión casi imposible. Así, la cifra total de muertes se encuentra estancada desde hace más de una semana, por lo que habría centenares de decesos no contabilizados.
Los cambios en el modo en el que se solicitan y se remiten las cifras por parte de las Comunidades Autónomas, así como la entrada en vigor el pasado 11 de mayo de una nueva estrategia de diagnóstico, vigilancia y control por parte de Sanidad, unido a la depuración de los datos anteriores para la unificación de criterios, han dado lugar a un baile de cifras que hace muy difícil conocer el estado de la pandemia en medio de la desescalada de las medidas restrictivas.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, sostiene que su departamento se ha guiado por tres criterios a la hora de proporcionar los datos: transparencia, rigor y la adaptación de los datos a la evolución de la epidemia.
Los primeros desajustes aparecieron a primeros de abril, cuando el día 8 se cayó una de las cuatro columnas (contagios, ingresos en UCI, fallecimientos y curados) de las que se informaba diariamente. Desde ese día hasta el 27 del mismo mes no fue posible conocer el número total de personas que habían sido ingresadas en UCI. Entonces se atribuyó a las diferentes formas en que las distintas regiones enviaban los datos: algunas con los nuevos ingresos y altas diarios y otras solo con cifras de prevalencia.
Justo el día antes, el 26 de abril, la opinión pública se sorprendía con la desaparición de 16.125 personas contagiadas, cifra en la que descendía el cómputo total de casos positivos. En este caso, se explicó que durante jornadas previas se habían mezclado casos diagnosticados por PCR (la prueba más fiable que detecta la presencia del virus) con tests de anticuerpos y que ahora solo se contabilizaban los positivos por PCR, según se indicaba desde organismos de salud internacionales.
En mayo saltan las alarmas
Mayo comenzó con la lupa puesta sobre la Comunidad de Madrid. Si hasta entonces coincidían el aumento del total de infectados en esta región con el número de nuevos infectados diarios, a partir del día 1 esa coincidencia no se produjo nunca más. Si el día 30 de abril en esa región se habían registrado un total de 61.171 casos y el día 1 de mayo 61.829, las cifras arrojan una diferencia de 658 nuevos casos registrados, aunque se informó solo de 52. La diferencia llegó al punto de que el día 4 solo se anunció un nuevo contagio, mientras que el total aumentaba en 190.
Esta discrepancia entre los contagios detectados y aquellos de los que se informaba diariamente, finalmente fue aclarada por el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, quien explicó que la región había empezado a asignar los casos al día en el que se había tomado la muestra y no al que se notificaban.
Así, para conocer el aumento real diario hay que consultar los días anteriores con posterioridad para observar los nuevos casos agregados, mientras que el informe diario siempre muestra una infravaloración. Este nuevo modo de cómputo ha dejado en evidencia que todavía se encuentra muy lejos el diagnóstico en 24 horas, puesto que algunos casos se asignan al día en que se tomó la muestra hasta con varias semanas de retraso.
El 11 de mayo llegó el turno de Cataluña que, cuando se estaban reportando alrededor de 800 casos diarios en todo el país, informó de 2.721 casos más respecto a dos días antes, de los cuales tan solo 83 eran positivos nuevos.
¿Y los ingresados en UCI y los curados?
A mitad de mes, el día 18 de mayo, llegan dos novedades al baile de cifras. Desde ese día se deja de informar de los pacientes de covid-19 que habían sido dados de alta. Hasta ese momento eran 150.376 y a día de hoy esa ha sido la última cifra comunicada.
También ese 18 comienzan a aparecer incongruencias en cuanto al número de enfermos que habían sido ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI) desde el inicio de la epidemia en el país. Por primera vez, el número total de pacientes que habían necesitado de ingreso en UCI disminuye con respecto a los comunicados la jornada anterior, y lo hace en 91 pacientes.
Desde entonces el número total de personas que ha necesitado de este servicio ha ido aumentando y disminuyendo, sin que hasta ahora se conozca el motivo de estos desajustes. De tal modo que, a día de hoy, el número total de estos pacientes es de 11.426, 102 menos de los que constaban a 17 de mayo.
Desaparecen 2.000 fallecidos
La bomba llegó el 25 de mayo cuando Sanidad informó de 1.918 fallecidos menos que el día anterior. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, explicó que esta minoración se debía a que se habían depurado los datos y se habían eliminado del registro aquellos decesos que, a pesar de haber tenido sintomatología compatible con covid-19, no se les había realizado prueba PCR y que, por lo tanto, pasaban a considerarse casos sospechosos y no confirmados.
La siguiente jornada se comunicó 283 fallecimientos de los que solo 35 correspondían a los últimos 7 días. Desde entonces, la cifra de nuevos decesos de la que se ha informado diariamente ha oscilado entre los cinco y los 0, mientras las Comunidades Autónomas han ido reportando en cada jornada un número muy superior.
A día de hoy, ¿es posible deducir cuantos fallecimientos ha causado el covid-19 en la última semana?
Hasta el momento el Ministerio de Sanidad ha notificado 27.133 fallecimientos en el marco de la epidemia de coronavirus, lo que supone solo 16 más que el pasado 26 de mayo, cuando se reportaron 27.117. El dato no se ajusta a la realidad, como ha reconocido ya en numerosas ocasiones el portavoz técnico del Ministerio, Fernando Simón. Son dos las principales cuestiones a considerar, la primera condicionada por las indicaciones de los organismos internacionales, y la segunda por la dificultad de la homogeneización de los datos y su tratamiento.
En primer lugar, la estadística oficial solo refleja las muertes de personas a las que se les había realizado una prueba PRC positiva, como solicita la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro Europeo para la Prevención y Control de la Enfermedad (ECDPC por sus siglas en inglés). Es decir: por un lado, si una persona fallece con sintamotología compatible con covid-19 pero no se realizó la prueba, no consta en los registros; mientras que alguien que haya muerto de otra patología, como un cáncer o un infarto, sí aparecería en los registros si había dado positivo al test de coronavirus, aunque hubiera muerto 'con' covid-19 y no 'por' covid-19.
En segundo lugar, la decisión de agregar los casos a los días en que se produjo el fallecimiento o la toma de la muestra, en el caso de los positivos, en vez de al día en que eran notificados, como sucedía hasta el 11 de mayo, ha hecho que las series se hayan roto y se deban actualizar.
Faltan entre 1.000 y 2.000 fallecimientos
Así las cosas, ahora mismo se calcula que hay entre 1.000 y 2.000 fallecidos que no constan en la información que diariamente publica Sanidad. De hecho, se avisa en el propio informe diario que publica el Ministerio, donde se dice textualmente: "Se está realizando una validación de los casos fallecidos que permitirá corregir la serie histórica que se actualizará semanalmente. Únicamente se suman al total de forma diaria los casos en los que consta como fecha de fallecimiento la del día previo a la hora de elaboración del presente informe".
De manera que se mantiene una columna denominada total de fallecidos que en realidad no es un total, puesto que solo se incrementa con los fallecimientos que se tienen constancia que se han producido el día anterior, y no se añaden aquellos que, aunque producidos con anterioridad, se tiene conocimiento ese día. Ese es el motivo de que esa cifra esté 'estancada' desde hace nueve días, mientras las Comunidades Autónomas reportan diariamente un número muy superior de fallecidos.
Así, mientras este miércoles el departamento dirigido por Salvador Illa publicaba un aumento de 1 deceso con respecto al martes y un total de 63 en la última semana, la Comunidad de Madrid reportaba 8 tan solo el día previo y 60 en los últimos 7 días (12 el martes, 11 el lunes, 7 el domingo, 8 el sábado, 7 el viernes, 7 el jueves).
Por su parte, Cataluña, la otra de las dos regiones más afectadas por esta crisis sanitaria, ha registrado tan solo en entre el 28 de mayo y el 2 de junio 96 muertes (6 el martes, 8 el lunes, 25 el domingo, 23 el sábado, 19 el viernes, 15 el jueves).
El propio Simón ya ha admitido que la cifra total de fallecidos con covid-19 se actualizará en las próximas jornadas y que con toda probabilidad se incluirán entre uno o dos millares de decesos más.
Cuestión aparte: las residencias de mayores
Cuestión aparte son las residencias de personas mayores, donde se estima que podrían haber fallecido dos de cada tres víctimas mortales del covid-19. Solo forman parte de la estadística aquellas a las que se les realizó una prueba PCR que dio positivo, lo que supone una pequeña parte. A falta de cifras oficiales, se baraja que se han producido alrededor de 20.000 muertos en residencias por coronavirus, casi 10.000 de ellos con síntomas compatibles con covid-19 que fallecieron sin que se les hiciera la prueba que podría confirmarlo.
Un buen ejemplo es el caso de la Comunidad de Madrid. En esta Comunidad el Ministerio de Sanidad recoge que se han producido 8.691 muertes con covid-19 confirmadas por PCR. Por su parte, la Consejería de Sanidad de la región aglutina a los fallecidos con sospecha y a los que tienen confirmación de covid-19 y notifica 14.848: 9.165 en hospitales, 4.768 en centros sociosanitarios, 888 en domicilios y 27 en otros lugares.
Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de defunciones con PCR positivo se han producido en centros hospitalarios, y que la cifra en Madrid en estos centros, sumando los casos sospechosos, ya supera a la de Sanidad, deja dilucidar que casi la totalidad de los fallecimientos ocurridos en geriátricos están fuera de la estadística que maneja el Gobierno.
Además, desde el 8 de abril las autoridades de las Comunidades Autónomas tienen la obligación de reportar semanalmente datos sobre el impacto de la epidemia en las residencias de ancianos al Ministerio de Sanidad, pero hasta el momento ninguno de ellos se han hecho públicos.
A este vacío de información se une la polémica que está teniendo lugar en Madrid sobre si desde la Consejería de Sanidad se dio orden o no de no derivar a los residentes de geriátricos con covid-19 a los hospitales en pleno pico de la pandemia.