Muchas ciudades brasileñas están comenzando la reapertura de ciertos servicios, entre ellos comercios, bares, restaurantes y centros comerciales. No obstante, la cifras de muertos y contagiados no han mostrado un descenso y las estadísticas oficiales están comprometidas desde que el pasado viernes, 5 de junio, el gobierno de Bolsonaro decidió alterar el sistema de información. El Ministerio de Salud eliminó las cifras del total de casos acumulados de contagiados y muertos por covid-19 y únicamente publica el número de casos de las últimas 24 horas.
"Jugar con la muerte es perverso. Al alterar números, el Ministerio de la Salud tapa el sol con un colador. Es urgente rescatar la credibilidad de las estadísticas. Un ministerio que tortura los números crea un mundo paralelo para no enfrentar la realidad de los hechos", escribió en Twitter Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de los Diputados, en relación con la publicación duplicada y divergente de los datos oficiales de este domingo. Maia anunció que la Cámara creará una comisión de análisis de los datos de covid-19 divulgados por el Ministerio.
Frente a las críticas, el Ministerio de Salud informó este domingo, 7 de junio, que pretende retomar la publicación de las estadísticas completas en una nueva plataforma que está construyendo, aunque no especificó cuándo estará disponible. El Consejo Nacional de Secretarías de Salud (CONASS) lanzó el lunes su propia plataforma y, según las estadísticas completas de los datos que poseen, hay actualmente en Brasil más de 700.000 contagiados y 37.000 fallecidos por covid-19.
"Los datos son fundamentales para conocer el impacto de la enfermedad, subsidiar medidas de control o flexibilizarlas", explica el doctor en Salud Colectiva Ismael Silveira, que considera que la alteración de la publicación de los datos estadísticos "es una situación deliberada de la Presidencia para esconder la grave situación y adelantar la suspensión de las medidas de control. Tal actitud genera desconfianza, además de favorecer el descontrol de la epidemia".
Silveira, que también es profesor del Instituto de Salud Colectiva de la Universidad Federal de Bahía y colaborador de la Red CoVida, explica en entrevista para RT cuál es la actual situación de la pandemia del coronavirus en Brasil.
RT: ¿Qué factores han hecho que Brasil se haya convertido en el segundo país del mundo con mayor tasa de contagio de coronavirus hasta el momento?
I.S.: La situación sanitaria en Brasil hoy es el cúmulo de varios factores. Según mi punto de vista, la principal carencia ha sido la de una estrategia de combate a la epidemia coordinada intersectorialmente entre los distintos niveles del gobierno. Por más que los gobiernos estatales han puesto en práctica medidas de distanciamiento físico no hay apoyo del gobierno central. El presidente Jair Bolsonaro, además de minimizar la gravedad del problema, se ha opuesto a estas medidas. La ausencia de un discurso alineado entre los gobernantes ha confundido a la población y ha favorecido la presión de algunos sectores económicos contrarios al confinamiento, por tanto, se ha producido una flexibilización de las políticas estatales de contingencia incluso en las zonas donde la situación es grave.
No obstante, es importante destacar que, a pesar de la situación, el distanciamiento físico ha tenido un efecto de control de la pandemia, según muestra un informe reciente del Imperial College, así como otros estudios. En ausencia de estas medidas adoptadas estatalmente, la situación podría estar mucho peor. La mayoría de la población ha apoyado la adopción de estas medidas, pero existen factores que dificultan el cumplimiento de cualquier política de combate de la enfermedad, entre ellos las condiciones sociales y económicas de la población.
La pobreza en Brasil ha aumentado, el país tiene una alta proporción de personas viviendo en favelas y periferias, muchas veces con condiciones de alojamiento precarias, con falta de acceso al agua potable y con aglomeraciones que impiden el aislamiento de los enfermos. A esto se le suma la precariedad en las condiciones de trabajo. La población de nivel socioeconómico más bajo es la más expuesta y la más afectada por la enfermedad. Aunque se haya implementado una política de apoyo social con una renta mínima, la población más necesitada ha tenido dificultades para acceder a este beneficio.
Hace falta un respaldo del gobierno para apoyar y dar seguridad a la población en situación de vulnerabilidad para garantizar su supervivencia. Actualmente, los datos de movilidad muestran que el cumplimiento de las medidas de distanciamiento está disminuyendo y que está muy por debajo de lo necesario para contener el avance de la epidemia.
RT: Los gobiernos de muchos estados brasileños anunciaron la semana pasada la reapertura de ciertos servicios como bares y restaurantes, comercios secundarios o centros comerciales en algunas ciudades. ¿En qué factores se apoya la decisión de esta reapertura? ¿Qué consecuencias puede tener?
I.S.: Especialistas del mundo entero, así como la Organización Mundial de la Salud (OMS), han reiterado que la flexibilización de las medidas de distanciamiento físico deben realizarse solo cuando se verifique un descenso continuado en la tasa de transmisión de la enfermedad. Además, es necesaria una estrategia eficiente de seguimiento de los casos basada en la realización de test, así como en el aislamiento de los contagiados y el seguimiento de los contactos. Ninguno de estos aspectos se ha observado en Brasil. La cantidad de test realizados de una ciudad a otra es bastante heterogénea e insuficiente. Se propone flexibilizar las medidas principalmente en función de la presión de los sectores económicos. Falta voluntad e iniciativa política para afrontar esta cuestión y las consecuencias de esto serán exponer aún más a la población, llevar al sistema de salud al agotamiento y ver un aumento de muertes.
RT: Hace una semana salieron publicados los resultados de un estudio de la Universidad Federal de Pelotas, solicitado por el propio Ministerio de Salud, que concluía que la tasa de contagio en el país era siete veces mayor a los datos oficiales. Los investigadores testaron a más de 33.000 personas en 133 ciudades de Brasil. ¿Cuál es su lectura sobre las consecuencias de la subnotificación de casos?
I.S.: La subontificación enmascara la situación real de la epidemia en el país, que puede estar mucho peor de lo que imaginamos. Esto puede llevar, por ejemplo, a una flexibilización de las medidas de contingencia de la enfermedad tanto por parte de los gobiernos como por parte de la población, cuando en realidad deberíamos estar aumentando los cuidados. Otra cuestión es que la falta de diagnóstico dificulta el aislamiento de la persona para evitar que contagie a otras personas. Por tanto, la principal consecuencia de esta subnotificación es el descontrol total de la epidemia, al colapso del sistema de salud y, consecuentemente, un aumento de muertes debido a la falta de atención médica. Muchas de estas vidas no se perderían con una atención adecuada.
La ciudad de Río de Janeiro es un ejemplo de esto, el alcalde Marcelo Crivella ha defendido una vuelta a la normalidad alegando que el número de muertes ha descendido. No obstante, si observamos otros indicadores como las cifras de muertes por Síndrome Respiratorio Agudo, sin diagnóstico de covid-19 realizado, así como los registros de fallecimientos en los notarios, veremos números atípicos y mucho mayores que las muertes reportadas por el alcalde.
RT: La región norte de Brasil es la más afectada actualmente por el coronavirus. El estudio anteriormente citado señaló que 11 de las 15 ciudades con mayor tasa de contagios estaban en la Amazonia y las seis con el récord de casos registrados se ubican a lo largo del río Amazonas. ¿Cuáles son los factores que provocan que el coronavirus esté más presente en esta zona del país?
I.S.: Especialistas de la región norte llamaron la atención por el hecho de que la adhesión a las medidas de distanciamiento estaba siendo muy baja, principalmente al inicio de la epidemia. Además, señalaron que es posible que se haya producido un atraso en la detección de los primeros casos, lo que podría haber contribuido para una diseminación de la enfermedad. Asimismo, existen muchos problemas de pobreza y el sistema de salud público es uno de los precarios de Brasil, se agotó rápidamente.
La dispersión del virus fuera de las capitales es un problema muy grave que afecta a una gran parte de la población brasileña, incluyendo pueblos indígenas, porque hay una escasez de atención médica y no hay camas en hospitales o Unidades de Cuidados Intensivos en estos lugares. Para garantizar la atención médica de los habitantes de estas áreas es necesario hacer desplazamientos largos, de muchas horas y, generalmente, utilizando el transporte fluvial.
RT: El estudio de la UFP muestra diferencias raciales en las tasas de contagio. Entre las personas indígenas contagiadas hay un 3,7% de prevalencia de presencia del virus, entre las negras 2,1% y entre las blancas 0,6%. ¿De qué forma pueden ser analizadas las diferencias de vulnerabilidad frente al coronavirus según cuestiones raciales?
I.S.: Es imprescindible considerar los factores de raza y clase para comprender y combatir el covid-19. Nosotros vivimos en una sociedad extremadamente desigual en relación con estos dos factores. Las personas más vulnerables están sujetas a los trabajos más precarios, se desplazan en transportes públicos, tienen las peores condiciones de vivienda, de acceso a la información, de servicios de salud, de diagnóstico y de tratamiento. A esto se le suman la prevalencia de factores de riesgo para el covid-19, como por ejemplo hipertensión o diabetes, que son más frecuentes en estos grupos de la población. La mayoría de muertes se ha registrado entre estas personas y eso no es un hecho aislado solo de Brasil. Existen estudios que lo demuestran. Asimismo, en Brasil, tanto la población que vive en la calle como las personas privadas de su libertad están entre la población con mayor riesgo de infección y muerte por la enfermedad.
La falta de políticas públicas inmediatas y específicas en el sentido de reducir estas desigualdades es una prueba del desprecio de estas vidas. Infelizmente estas personas sufrirán la mayor cantidad de muertes y sentirán los mayores impactos de la epidemia, por eso se necesita urgentemente iniciativas nacionales y de cooperación internacional para controlar esta situación.
RT: ¿En que situación se encuentra actualmente el sistema público de salud de Brasil (SUS)?
I.S.: El SUS es uno de los mayores sistemas de salud pública del mundo entero, ofrece acceso universal y gratuito a una población de 200 millones de personas y el 70% de ellos utiliza exclusivamente esta atención pública. No obstante, existe una distribución desigual de los recursos de camas, UCI o profesionales de la salud entre las distintas regiones del país. El sistema sufre la insuficiente financiación y el mal uso de los recursos, lo que es un problema crónico. Aunque el sistema tenga un equipo técnico competente, las cuestiones financieras y políticas han sido obstáculo para enfrentar el covid-19.
Desde que la epidemia llegó a Brasil, dos ministros de Salud (Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich) ya fueron dimitidos por no estar de acuerdo con el presidente. Actualmente, la cartera está comandada por un ministro interino, el General Eduardo Pazuello y la cantidad de militares en el Ministerio de la Salud está aumentando. Todo este escenario está ocasionando una actuación, por lo menos, confusa y controversial dentro de la institución.
RT: Brasil es un país que ya ha combatido otras epidemias como dengue, malaria o, inclusive, el sarampión que presentaba un brote justo antes de la llegada del coronavirus. ¿Qué contribuciones está haciendo el sistema público de salud en relación a las experiencias de epidemias anteriores y cómo la investigación de las universidades públicas está contribuyendo con este trabajo?
I.S.: Brasil tiene un sistema sanitario de vigilancia bastante amplio y ha demostrado un buen desempeño en el control de epidemias. En este momento en el que los esfuerzos están centrados en el combate al covid-19, el control de otras enfermedades está un poco de lado. Además, pueden contribuir a la sobrecarga del sistema de salud. Cabe destacar que las actividades de vigilancia de epidemias están entre los sectores que más han sufrido con la falta de recursos, por tanto, aunque es cierto que existe una experiencia acumulada, el servicio acaba comprometido por estos recortes.
El trabajo del sistema público de salud siempre tuvo una relación muy cercana con las instituciones de enseñanza e investigación, sobre todo en universidades públicas. Innumerables investigaciones en diversas áreas de conocimiento están siendo realizadas en Brasil para buscar respuestas en el combate al covid-19. Existen muchas redes de cooperación institucionales, no obstante este es un sector que también sufre de un bajo incentivo y del recorte de recursos que afectan a numerosos grupos de investigación.
Luna Gámez
@LunaGamp