En Argentina seis de cada diez niños ya eran pobres antes de la pandemia: "Ahora los desafíos son superlativos"
Antes de la pandemia del coronavirus la mayoría de los niños argentinos ya tenía un contexto económico y social bastante complejo: seis de cada diez presentaban "pobreza monetaria" en 2019, afirma un estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA) publicado este martes, y la situación empeora en medio de la paralización del país por la emergencia sanitaria.
El informe, titulado 'Condiciones de vida de las infancias pre-pandemia covid-19', destaca que la indigencia por ingresos llegó al 14,8 % de los pequeños, que está en condiciones más vulnerables. "Lo cierto es que en los últimos dos años se agudizó de modo muy relevante la crisis socioeconómica y afectó especialmente a los hogares con niños/as", señala el documento elaborado por esa casa de estudios, la misma donde se graduó el expresidente Mauricio Macri.
En cuanto a la pobreza del tipo estructural reflejada por el indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), se redujo apenas, pero igual el año pasado marcó un elevado 27,6 %. Todo ello pese a la Asignación Universal por Hijo (AUH) que otorga el Estado, garantizada para el 41 % de los menores. En el marco de la pandemia, muchas familias suman el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y la Tarjeta Alimentaria para comprar comida, mientras Argentina está asfixiada por deudas y otras urgencias.
Las malas condiciones del hábitat de vida en muchos niños tampoco son una novedad, pero las estadísticas empeoraron en el tiempo reciente. Así, en 2019 el 46,9 % de los chicos padecía la contaminación ambiental, el déficit de saneamiento afectaba al 40,1 %, la calidad precaria de la vivienda al 23,9 % y el 21,8 % vivía en condiciones de hacinamiento. Estos datos son alarmantes considerando el brote global del coronavirus y las recomendaciones de higiene para reducir los focos de contagio, difíciles de cumplir.
Sobre el derecho a la salud, la UCA destaca que el 56 % de los niños y adolescentes dependía de la atención del sistema público, por no poseer "obra social, mutual o prepaga", otra cifra relevante a la hora de analizar la capacidad estatal para responder a la crisis sanitaria. En este rubro, no todos los indicadores se agravaron: "Es auspicioso observar que en los últimos años se registran mejoras en los indicadores de atención en la salud preventiva del niño/a sano y de la salud bucal (aunque el déficit sigue siendo elevado, 19% y 41,9%, respectivamente, en 2019)", dice el relevamiento.
Por otro lado, la cantidad de niños que reciben alimento gratuito en centros escolares o comunitarios también creció en el período que va desde 2017 al 2019 —segunda mitad del mandato de Macri—, hasta llegar al 40 %. Claramente, eso muestra "un empeoramiento de la situación", se lee en el reporte, porque evidencia una dependencia para poder comer.
"La pobreza infantil no llega a niveles del 2001, pero tampoco está tan lejos"
Ianina Tuñón, coordinadora del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de aquella universidad, confirma que además de los sectores sociales que ya se encontraban en condiciones de precariedad, ahora se suman los pertenecientes a la economía informal, que antes no requerían ayuda gubernamental, pero ahora la necesitan.
Sobre estos grupos o familias, que el Estado ya está asistiendo, considera que las asignaciones "no son suficientes". Aunque hoy resulta imposible precisar los daños de la pandemia, la especialista expresa que el brote global "hace profundizar una situación que ya era muy grave a finales del 2019" en Argentina.
En ese marco, Tuñón remarca que el programa de la Asignación Universal por Hijo —iniciado en el kirchnerismo— "fue muy exitoso, produciendo equidad entre los niños". Ese plan está destinado a familias con chicos, que no perciben un salario formal considerable: "Se ha constituido en una transferencia no contributiva importante, que ha mejorado indicadores de alimentación, escolarización y atención de la salud", acota la entrevistada.
Sin embargo, reitera que en el contexto actual, no alcanza: "Probablemente va a requerir ser revisado en el futuro. Debemos mantenerlo, pero la crisis social en la que va a quedar Argentina va a ser mucho más severa". Sobre la inseguridad alimentaria, "que creció en los últimos tres años", y la pobreza en general, señala que más allá de programas importantes, como la Tarjeta Alimentaria, "se requieren soluciones mucho más estructurales". La clave, subraya, "pasa por la creación de empleo para los padres de esos niños".
Entre tanto, "es difícil predecir las consecuencias de la crisis", dice la coordinadora del informe. Pero agrega: "Ya estamos viendo una situación devastadora en el mercado de trabajo, con crecimiento del desempleo". Así, "la situación socioeconómica se ha complejizado mucho y afectará a los sectores sociales más postergados, donde hay una mayor concentración de niños y niñas".
La última gran crisis que tuvo ese país del Cono Sur fue a comienzos del siglo, y se tradujo en una dramática caída del empleo, saqueos a supermercados, protestas y muertes en el centro de la Ciudad de Buenos Aires. El escenario del desastre concluyó con la huida en helicóptero del entonces mandatario, Fernando de la Rúa, quien abandonaba la Presidencia tras declarar el estado de sitio.
"Los niveles de pobreza en la infancia que teníamos antes de la pandemia, eran sumamente elevados. Todavía no llegan a los del 2001, pero tampoco están tan lejos", advierte la entendida. Ese año la pobreza infantil había trepado al 74 %, mientras que en la llamada pospandemia se llegaría a un 58,6 %, según estimaciones de Unicef, otro número también elevado. En otras palabras, ello significa 756.000 nuevos pobres entre niños y adolescentes.
Para concluir, la experta remarca que "los desafíos se han convertido en superlativos" con la llegada del covid-19.