Científicos de Scripps Ressearch, Florida (EE.UU.), creen que existe una mutación en la cepa del coronavirus que lo hace más infeccioso y resistente, gracias a que presenta en su superficie cuatro o cinco veces más espigas o picos funcionales. Gracias a estos picos, el SARS-CoV-2 se adhiere a las células humanas y las infecta.
El estudio de un cultivo celular de laboratorio mostró que esta mutación parece cambiar la función biológica del virus. En particular, los investigadores descubrieron que la mutación, conocida como D614G, estabilizó las proteínas de la espiga del virus, que sobresalen de la superficie viral y le dan su nombre al coronavirus.
Asimismo, observaron que el número de picos funcionales e intactos en cada partícula viral era aproximadamente cinco veces mayor.
Según dos de los científicos que lideran el estudio, Hyeryun Choe y Michael Farzan, los virus con D614G tenían muchas más probabilidades de infectar una célula que los virus sin esa mutación, ya que cuantos más picos tenga el virus, más oportunidades tendrá de adherirse a una célula humana.
Choe asegura que los picos del virus con la mutación eran "casi 10 veces más infecciosos en el sistema de cultivo celular que usamos" que aquellos sin esa misma mutación y que, por tanto, "el virus se vuelve mucho más estable".
Las nuevas conclusiones, apuntan los expertos, podrían explicar por qué algunos países europeos como Italia, o diferentes estados de EE.UU., como Nueva York, se han visto particularmente afectados en número de contagios y fallecidos, ya que esta mutación ha predominado en estos lugares.
Sin embargo, los investigadores muestran prudencia y creen que aún ese pronto para determinar si las diferencias en el virus fueron un factor en la propagación del brote.