Un equipo de científicos encontró rastros de contaminación por mercurio procedente de la actividad humana en la fosa de las Marianas, la zona más profunda de todos los océanos del planeta. Los resultados del estudio fueron presentados recientemente en la conferencia anual de geoquímica Goldschmidt.
Los expertos identificaron metilmercurio, un compuesto tóxico que se concentra fácilmente en los organismos marinos que viven en el lugar, a pesar de ubicarse a casi 11.000 metros de profundidad. El caso es que los niveles nocivos de ese compuesto pueden encontrarse en las especies que se encuentran más arriba en la cadena alimentaria, y de allí transmitirse debido a los procesos de bioacumulación.
El investigador Ruoyu Sun calificó el hecho como una "sorpresa", pues estudios anteriores habían concluido que el metilmercurio se encontraba solo en los primeros cientos de metros del océano. "Esto habría limitado la bioacumulación de mercurio, al garantizar que los peces que se alimentan a mayor profundidad habrían tenido una oportunidad limitada de ingerirlo […] ahora creo que eso no es cierto", agregó.
La investigación muestra que el mercurio liberado por actividades humanas como la quema de carbón y petróleo, o la extracción y producción de ciertos metales, ha llegado incluso a los ecosistemas marinos más remotos de la Tierra. Al respecto, el especialista aseguró que la huella de este compuesto nocivo está "mucho más extendida" de lo que se pensaba anteriormente.
Por su parte, el profesor Ken Rubin, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Hawai, explicó que si bien el mercurio también se libera en el medioambiente a partir de fuentes naturales, como las erupciones volcánicas y los incendios forestales, son las fuentes artificiales son "las principales responsables" de ese tipo de contaminación.