"Le reventaron el ojo", lamenta Nilda Marina Candia, la madre del joven que tendrá que aprender a ver sin uno de sus órganos, luego de que un efectivo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (Argentina) le haya disparado en el rostro durante un allanamiento equivocado. Junto a Nelson Cabrera, el padrastro del menor, ambos le cuentan a RT cómo fue el operativo en su hogar, mientras Ignacio Seijas intenta recuperarse de las heridas.
El sábado 20 de junio, fecha en que se celebraba el Día de la Bandera en el país sudamericano, Nilda y Nelson no se levantaron gracias al despertador. Eran las 8:30 de la mañana, y un estruendo les hizo abrir los ojos de repente: "Entraron a mi casa rompiendo el vidrio de la puerta con un ariete", dice el hombre. Ya sin tiempo a reaccionar, la pareja vio desde la cama al escuadrón del Grupo de Apoyo Departamental (GAD) irrumpiendo en la habitación, luciendo armas y escudos. "¡Al piso! ¡Al piso!", les habría gritado un uniformado, mientras les apuntaba con su armamento.
Los efectivos estaban buscando electrodomésticos robados en una escuela. Tenían la orden de ingresar al domicilio ubicado en la calle Rawson al 1802, en la localidad de Villa Centenario, partido de Lomas de Zamora. El detalle es que en ese terreno había seis departamentos, e ingresaron a la propiedad equivocada. Según cuenta Nelson, además de los seis miembros del GAD, habrían participado dos oficiales de la comisaría zonal, un funcionario que redactó el acta del operativo y otro efectivo, "que señaló la casa para la requisa".
La escena era acompañada por los llantos de su beba, sostenida por Nilda, quien permanecía en el suelo mientras eran apuntadas por las autoridades. En medio de la discordia, al otro lado del patio común que tiene el terreno —de tres por tres metros—, Ignacio estaba en una habitación separada de la casa familiar. El adolescente usaba esa pieza aparte, porque la propiedad es muy pequeña para los cuatro. Entonces, el chico abrió la puerta del cuarto para ver qué pasaba.
"Le disparó en la cara"
Según cuenta la familia a este medio, la puerta tiene el picaporte roto, y por eso Ignacio solía usar un pequeño cuchillo para abrirla. Dicen que era habitual, para ir al baño del hogar o comer algo. Al asomarse, el joven "tenía el 'cuchillito' en la mano, el oficial lo vio y le disparó en la cara", indica el padrastro. Le tiró "a matar", acota. Aunque en la foto que los entrevistados le enviaron a RT pareciera que el muchacho recibió varios balazos, aclaran que habría sido uno solo, cuyo impacto se esparció en la cara.
ADVERTENCIA: LA SIGUIENTE IMAGEN PUEDE HERIR SU SENSIBILIDAD
Nelson insiste en que si se busca ahuyentar o reducir a alguien, se puede apuntar el arma hacia otra parte. Y subraya que el disparo se habría efectuado "sin dar la voz de alto", la típica advertencia que vociferan los policías en cualquier parte del mundo antes de tirar.
En su declaración frente a las autoridades, el menor dijo que lo patearon en el piso y le gritaron insultos racistas: "¡Negro de mierda, chorro hijo de re mil puta!", cita Nelson. El entrevistado también relata que los efectivos se metieron en otros departamentos para llevarse más objetos que justificaran el allanamiento, incluyendo elementos de cocina, como ollas.
"Ni tuvieron la humanidad de poner de pie a mi hijo después de lo que hicieron. Lo fui a levantar, y estaba todo mojado, ensangrentado", agrega Nilda. "Él me dijo: 'Mamá, yo solo quería abrir la puerta, y me arruinaron'", reconstruye entre sollozos.
Finalmente, vecinos indignados delataron al tío de esta familia, señalado como el presunto ladrón, y se lo llevaron detenido de otro departamento. Igualmente, el daño ya estaba hecho.
El propio Gobierno provincial dice que hubo "abuso policial"
Al tomar conocimiento de esta grave falta, el Ministerio de Derechos Humanos de la provincia consideró que el adolescente de 17 años "fue víctima de abuso policial". A su vez, la familia le comenta a RT que las autoridades peronistas, de la administración de Axel Kicillof, brindaron un equipo de psicólogos para Ignacio.
En sintonía, desde el Gobierno provincial dicen estar "a disposición para asistirlos en la recuperación médica del joven que perdió un ojo a causa de un disparo durante el operativo policial, y acompañarlos en el impulso del proceso judicial y administrativo".
Ante semejante revuelo, el efectivo señalado como posible tirador ya fue separado de las fuerzas, y la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad le inició un sumario administrativo.
Además, fueron devueltas todas las cosas incautadas de forma irregular a Nilda, Nelson y sus vecinos, como un microondas, un equipo de música y una pava eléctrica. Los entrevistados también recuperaron su preciado horno de acero inoxidable, fundamental para seguir con su emprendimiento de comidas, ante la falta de empleo.
Ahora, lo que más preocupa es la salud de Ignacio: "Mi hijo está mal, muy adolorido", expresa la mujer. Por ello, tienen que darle medicamentos para relajar el cuerpo y que pueda abrir el ojo izquierdo, que permanece cerrado por la hinchazón. El derecho ya no sirve: "Lo confirmó el oftalmólogo que lo operó. Le sacaron el perdigón del ojo", agrega. Por el momento, Ignacio tiene el rostro con quemaduras, producto del impacto.
Para finalizar, Nilda pide que "esto no quede así". Y cierra: "Esta gente nos tiene que cuidar. Mi hijo es víctima de gatillo fácil, soy una mamá que lo puede contar. Que se sepa".
Leandro Lutzky
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