La Fuerza Aérea de EE.UU. busca reforzar su flota de cazas furtivos F-22 Raptor y para ello tomará algunos aviones de la unidad de entrenamiento y los reconfigurará para operaciones de combate, según la revista National Defence.
"Ya son capaces de combatir incluso sin llevarlos a estándares más altos. Ciertamente elegiría uno de esos sobre algunos de nuestros aviones tradicionales, si tuviera que ir a luchar", dijo el general James Holmes, jefe del Comando de Combate Aéreo, al hablar el 22 de junio en una videoconferencia organizada por el Instituto Mitchell de Estudios Aeroespaciales de la Asociación de la Fuerza Aérea.
Según el general, la idea del comando que dirige es que "el currículo de capacitación y los materiales estén disponibles para los pilotos estudiantes las 24 horas del día". También quiere monitorear continuamente a los estudiantes durante el entrenamiento para que los instructores sepan cuándo un alumno puede avanzar de una etapa de estudios a la siguiente.
"Nos da la oportunidad de disminuir la cantidad de tiempo que pasan en nuestras unidades de entrenamiento de vuelo, lo que significa que no necesitamos tantos aviones y [simuladores] dedicados a eso (...) sin gastar dinero extra", dijo.
Sin embargo, existe otro problema para que surgiera esta decisión. "El principal problema de este avión es la falta de motores suficientes para cumplir con nuestros requisitos", dijo Holmes.
El caza multifuncional sigiloso F-22 Raptor de quinta generación fue producido en serie de 2005 a 2012. En total se ensamblaron 187 aviones, sin contar los prototipos. Simultáneamente con el fin de la producción de aviones de combate, la producción de los motores turborreactores Pratt & Whitney F119-PW-100 de empuje vectorial también cesó, ya que ninguna aeronave, excepto el F-22, utiliza esta planta propulsora.
En 2016, el Congreso de Estados Unidos consideró reanudar la producción del F-22, pero el proyecto fue rechazado.