La recesión global como consecuencia de la pandemia de covid-19, el crecimiento de China y su disputa comercial con EE.UU. son algunos de los factores que podrían reducir los alcances del nuevo acuerdo comercial del T-MEC, que entra en vigor este 1 de julio.
El T-MEC —firmado por EE.UU., México y Canadá— busca darle cierta continuidad al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Sin embargo, incluye varias modificaciones respecto a su antecesor, luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, se comprometiera a renegociar el acuerdo comercial con el fin de proteger empleos e impedir el cierre de fábricas en su país.
Esto derivó en un complejo proceso de renegociación entre los tres países, mismo que concluyó el 30 de noviembre de 2018, y una nueva firma con modificaciones, celebrada el 10 de diciembre de 2019. A partir de entonces, se inició un largo camino para que los Congresos de los tres países armonizaran sus leyes internas con lo estipulado en el acuerdo trilateral.
Aunque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha celebrado la entrada en vigor del T-MEC, algunos expertos mexicanos consideran que el escenario global podría reducir las expectativas que originalmente se pusieron en él como motor de crecimiento económico para la región.
¿Una integración más profunda?
La región de América del Norte, conformada por EE.UU., México y Canadá, tiene una población total de 493 millones de personas y un Producto Interno Bruto de 26 billones de dólares (18,3 % del PIB mundial).
En 2018, esta región registró una Inversión Extranjera Directa de 323.000 millones de dólares y actividades comerciales de 6 billones de dólares (15,9 % del comercio global).
"Si bien el T-MEC es una continuidad del TLCAN, tiene una serie de disciplinas y áreas que son completamente nuevas en la integración de América del Norte", dijo Luz María de la Mora, subsecretaria de Comercio Exterior, durante un seminario organizado por la Secretaría de Economía el 30 de junio.
La versión final del T-MEC cuenta con un total de 34 capítulos. La mayoría de ellos son una continuidad de la normatividad del TLCAN, pero también se integraron 10 capítulos nuevos:
- Aduanas y facilitación de comercio.
- Anexos sectoriales
- Comercio digital
- Laboral
- Medio ambiente
- Pequeñas y medianas empresas
- Competitividad
- Anticorrupción
- Buenas prácticas regulatorias
- Política macroeconómica
Para la funcionaria, estos nuevos agregados en materias como medio ambiente, mercado laboral y anticorrupción significan "una integración mucho más profunda" que la que había con el TLCAN, que estaba enfocado a disciplinas para promover el comercio de bienes y servicios.
El T-MEC, además de esto, incluye una serie de áreas que inciden en el desarrollo productivo y ambiente de negocios en América del Norte.
Sin embargo, algunos expertos han mostrado escepticismo de que esta supuesta integración regional de América del Norte se traduzca en hechos concretos que vayan más allá del papel.
"T-MEC no es garantía de nada"
En este sentido, algunos analistas consideran que las promesas de desarrollo económico del T-MEC, para el caso concreto de México, han sido sobredimensionadas por algunos sectores, debido a diversos factores como la recesión económica global o el protagonismo de los países asiáticos. Un escepticismo basado, además, en las promesas incumplidas del TLCAN.
El T-MEC no impedirá que EE.UU. aplique sanciones arancelarias a México, como ocurrió en 2019, cuando Trump amenazó con imponer aranceles a todas las mercancías mexicanas
"El T-MEC no es garantía de nada", señaló Enrique Dussel Peters, experto en comercio exterior y coordinador del Centro de Estudios China-México de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Para el investigador, esto se debe a que el acuerdo comercial no impedirá que EE.UU. aplique sanciones arancelarias a México, como ocurrió en 2019, cuando Trump amenazó con imponer aranceles a todas las mercancías mexicanas, como una medida de presión para que el país latinoamericano modificara su política migratoria. Un hecho que, más allá de los acuerdos firmados, terminó traduciéndose en aranceles al aluminio, acero y productos agrícolas como el tomate.
"México tenía un TLCAN, garantía de muchas cosas, y no obstante fuimos objeto de sanciones de la administración Trump y podremos seguirlo siendo en el futuro, desgraciadamente", explicó Dussel.
Asimismo, el economista puso en duda el beneficio real que tendrá para el grueso de la población de América del Norte, como muestra la experiencia de México tras 26 años de acuerdos de libre comercio.
"El principal efecto del TLCAN ha sido un dramático proceso de polarización socioeconómica. Muy pocas empresas, hogares, cadenas globales de valor, entidades federativas se vieron beneficiadas. ¿Por qué? El problema es que el núcleo exportador no tiene vínculos con el resto de la economía", explicó Dussel.
De ahí que el investigador vea que el T-MEC plantea "un listado de buenas intenciones" sin una diferencia sustancial respecto a su antecesor, el TLCAN, sobre todo, si se toma en cuenta que el escenario actual para México es menos prometedor que en 1994.
El factor China y la recesión global
Sin embargo, en los últimos años, el papel de México como socio del gigante norteamericano ha aumento tras la guerra comercial entre EE.UU. y China, país cuyo crecimiento ha derivado en una preocupación de carácter geopolítico para los estadounidenses.
Según datos de la Organización Mundial de Comercio, en marzo de 2019, las exportaciones procedentes de los EE.UU. descendieron 1 % respecto al año anterior, mientras que las de China aumentaron 14 % en el mismo periodo.
Este factor, sumado a la desaceleración de la economía de EE.UU. en las últimas décadas y el actual escenario de recesión global por la pandemia de covid-19, ha generado ciertas dudas sobre el papel que podría jugar el T-MEC como impulsor del crecimiento económico de América del Norte, específicamente en el contexto mexicano.
En 1999, México representaba el 81 % de las actividades comerciales de EE.UU. Dos décadas después, esta participación cayó al 62,94 %.
"Creo que es una buena noticia que tengamos un tratado de libre comercio. Sin embargo, las condiciones actuales son muy distintas de cuando la empezamos con esta negociación", señaló María Cristina Rosas, investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Un factor que podría incidir hacia medidas más proteccionistas en EE.UU. pese a la firma del T-MEC.
"En época de recesión se instala el proteccionismo, porque las naciones encuentran que es la mejor manera de sobrevivir ante un mundo incierto", agregó.
Comercio sin política industrial
Otra de las críticas tiene que ver con la manera en que la región de América del Norte ha perdido terreno frente al poderío industrial de Asia. Un factor que, aunado al debilitamiento de la planta industrial de México y EE.UU. en el marco del proyecto neoliberal, ha reducido los alcances del nuevo acuerdo T-MEC.
Ello se debe a que el modelo económico impulsado en las últimas décadas provocó que países como México se convirtieran en productores de manufacturas que aportan un escaso valor agregado a sus exportaciones.
Un alto porcentaje de las exportaciones de México hacia EE.UU. estén fabricadas con insumos provenientes de Asia
Un factor que explica, en parte, el estancamiento de la economía mexicana pese a la llegada de capital extranjero en un contexto de precarización laboral.
De 1999 a marzo de 2020, México recibió 589.356 millones de dólares de Inversión Extranjera Directa, según datos de la Secretaría de Economía.
Sin embargo, en el mismo periodo, México registró una caída en el valor agregado de sus productos manufactureros, debido a que, en las últimas dos décadas, el crecimiento de los países del sudeste asiático ha provocado que un alto porcentaje de las exportaciones de México hacia EE.UU. estén fabricadas con insumos provenientes de Asia. Es decir, que México exporta productos ensamblados con insumos importados.
"De nada nos sirve que seamos los campeones exportadores de pantallas planas si el contenido nacional es de 2 %. Necesitamos encadenamientos productivos", señaló José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
Aunque EE.UU. y Canadá presionaron a México para elevar el nivel de salarios de sus trabajadores dentro del T-MEC, con el fin de generar condiciones más o menos equitativas en términos de creación de empleos en América del Norte, esta situación no ha sido acompañada de una política industrial para toda la región. Caso contrario a lo que ocurre en China y el sudeste asiático.
"Necesitamos una política industrial globalmente productiva y competitiva. América del Norte requiere una política industrial que genere infraestructura, financiamiento y lleve el acuerdo a algo más moderno, porque, por ejemplo, el proyecto de integración de China con el sureste asiático y que llega hasta Europa, no es comercio nada más, sino un proyecto más integral, y me parece que América del Norte necesita avanzar en ese camino", agregó De la Cruz.
Los expertos también coinciden en que una de las mayores pruebas para el T-MEC será sortear los obstáculos de la crisis económica por la pandemia del covid-19, situación que podría demorar algunos años y mermar significativamente las expectativas de que el acuerdo comercial pueda impulsar el desarrollo y la integración regional de América del Norte.