La pandemia del coronavirus ha llegado hasta lo más profundo de la Amazonía y los pueblos indígenas llevan meses alertando del nuevo peligro al que se enfrentan debido a su extrema vulnerabilidad ante el virus.
Según la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), los infectados ya superan los 13.801 y 491 los fallecidos. La situación se vio empeorada la semana pasada cuando el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sancionó con 16 vetos la ley que obliga al Gobierno a proteger a los pueblos indígenas durante la pandemia. El mandatario ultraderechista vetó puntos fundamentales, como proporcionar agua potable, distribuir de forma gratuita material de higiene o cestas de alimentos básicos.
Ese mismo día, un juez de la Corte Suprema determinó que el Gobierno debe adoptar medidas para contener el contagio y las muertes entre la población indígena.
En medio de ese tira y afloja, las organizaciones defensoras de los derechos indígenas denuncian que con las sanciones Bolsonaro ha reforzado la "política genocida" que lleva impulsando desde el comienzo de su mandato contra los pueblos originarios, un total de 305 en todo Brasil, que suman unas 900.000 personas.
Sarah Shenker, investigadora de Survival Internacional, habla con RT sobre el panorama actual que vive estos pueblos originarios.
RT: Bolsonaro ha vetado varias partes de un proyecto de ley aprobado por el Senado el 16 de junio y antes por la Cámara de Diputados.
SS: Es una situación muy seria, porque la sancionó con métodos inaceptables. Hay que recordar que se trata de un proyecto de ley (PL 1142/20) para combatir el coronavirus entre los indígenas de Brasil y debería haber estado en marcha desde hace muchos meses. Claramente, los objetivos del Gobierno de Bolsonaro son completamenteanti-índigenas y de nuevo muestra que el proyecto del Ejecutivo es el genocidio contra los pueblos indígenas de Brasil.
RT: ¿Cómo describiría la actuación del Gobierno hacia los pueblos indígenas durante esta pandemia?
SS: La actuación de Gobierno es criminal. Ha sido el propio Gobierno el que los ha expuesto a esa situación precaria por no haber expulsado a los invasores ilegales de sus tierras.
Estamos viendo estadísticas de organizaciones indígenas que muestran que la tasa de mortalidad y de infección entre los pueblos indigenas es más del doble que la tasa media de la población brasileña. Esto es muy preocupante. Recibimos noticias y mensajes de WhatsApp todos los días de indígenas en varias partes del país diciendo que el virus ha llegado o está llegando. Por ejemplo, entre el pueblo indígena Ararara [contactados en 1987 y cuya reserva es una de las más invadidas de la Amazonía] casi toda la comunidad en una de sus tierras está infectada.
RT: ¿Cuál es la actual situación de los pueblos indígenas?
SS: Tenemos que recordar que antes de la pandemia ya estaban sufriendo un genocidio. Es un genocidio que está ocurriendo ahora no es un recuerdo amargo del pasado, ni una amenaza para el futuro. Es algo que están viviendo todos los días.
Bolsonaro quiere robar sus tierras para la explotación de la agroindustria y de los minerales. Como sabemos, los indígenas dependen de esas tierras para sobrevivir. Robarles esas tierras supone robarles sus vidas. Antes de la pandemia, la situación ya era terrible, porque los ataques contra ellos aumentaron drásticamente desde que Bolsonaro llegó al poder. Ahora, con la situación actual, es todavía peor porque el virus puede diezmar, aniquilar, pueblos enteros.
Estamos hablando de pueblos indígenas no contactados, sin contacto con la sociedad dominante, y hay más de 100 en Brasil, más que cualquier otro país del mundo. No tienen resistencia a enfermedades de fuera y sus tierras no están siendo protegidas como la ley brasileña -el artículo 231 de la Constitución del 88- y la ley internacional obligan. Como esto no está ocurriendo, los invasores en tierras indígenas -madereros, colonos, agroganaderos, mineros de oro y otros- amenazan con aniquilar pueblos enteros con el virus o con cualquier otra enfermedad.
RT: ¿Y qué ocurre con los pueblos indigenas que sí tienen contacto?
SS: La mayoría sí tienen contacto con la sociedad no indígena y están sufriendo mucho. Cada caso es distinto. A los guaraníes, en la frontera con Paraguay, se les ha robado casi todas sus tierras para plantaciones de caña de azúcar, maíz, entre otras cosas. Están viviendo en reservas donde no hay espacio y no pueden cazar o pescar como hacían antes. No pueden aislarse de forma autosostenible como sí pueden hacer cuando la selva está protegida.
Ahora, también con la pandemia hay racismo y discriminación en los hospitales. No están recibiendo el tratamiento necesario de salud y ha habido recortes económicos en el sistema de Salud indígena (Sesai), lo que ha supuesto un problema enorme.
RT: Uno de los grandes problemas es que muchos indígenas no consiguen autosustentarse y se ven obligados a ir a las ciudades, donde son contagiados.
SS: Es un circulo vicioso. Los pueblos indígenas del sur como los guaraníes, los káingang u otros pueblos que no tienen sus tierras, porque les fueron robadas, dependen de comida de la ciudad, ya que no pueden plantar. No pueden pescar o cazar y deben esperar las cestas básicas del alimentos del Gobierno, que muchas veces no llegan o cuando llegan la comida es mínima, no es suficiente. Así que tienen que comprar cosas en la ciudad, pero para hacer eso primero deben trabajar y ganar dinero. Algunos trabajan en las plantas de producción de alcohol o etanol, y lo hacen en condiciones comparables a la esclavitud. En estas situaciones pueden contraer el virus y es un problema enorme. Luego el virus llega a las comunidades, se esparce muy rápido por los modos de vida comunales, colectivos y también porque no todos tienen los productos de higiene que necesitan.
RT: ¿Cómo combate en el coronavirus los pueblos indígenas?
SS: Algunos que viven en sus tierras, porque no les han sido robadas, se protegen en cuarentena en la selva. El pueblo indígena Awá en Maranhao nos manda mensajes diciendo que muchas familias no están en la aldea. Pasan el tiempo cazando y acampando en la selva para evitar cualquier contacto con gente de fuera y así protegerse del virus.
Pero no todos tienen esa posibilidad, porque si sus tierras no están intactas, no pueden hacer eso. Algunos buscan recursos públicos para poder comprar productos y hay muchas campañas de recolectas para abastecerse de guantes, mascarillas y otras cosas.
RT: Están realizando una fuerte campaña para expulsar a los invasores ilegales de sus tierras, potenciales portadores del coronavirus y de otras enfermedades.
Sí, están mandando mensajes a nivel nacional e internacional y les ayudamos para que sus demandas sean escuchadas cada vez más fuerte. Nos enfocamos en algunos lugares particularmente problemáticos como la tierra indígena yanomami, en la frontera con Venezuela, donde dicen los indígenas que ahora hay más de 20.000 mineros de oro ilegales. Es una situación muy extrema y los yanomamis han lanzado una petición para desalojarlos.
También nos preocupa la situación en la tierra del Valle del Javari, en el oeste de la Amazonía brasileña, donde hay más pueblos indigenas no contactados que en cualquier otro lugar del planeta, y los indígenas no contactados korubos. Pero hay muchos más.
RT: ¿Cuáles son las medidas más urgentes que se deben tomar?
SS: Lo primero es que tengan acceso de manera urgente a un servicio de salud adecuado, y lo segundo es que los invasores sean desalojados también de forma urgente de sus territorios, porque es la única manera de proteger sus tierras y sus vidas. Pero es una lucha muy difícil, porque eso va en contra de lo que quiere el presidente Bolsonaro y sus objetivos de agronegocio.
Marta Miera
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