A medida que avanza la pandemia en Argentina y se acelera el ritmo de contagios diarios, también crece la ocupación de camas en hospitales públicos, algo que despierta preocupación, principalmente, en la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. Frente a este escenario, el Ministerio de Salud de la capital responde a la consulta de RT y brinda algunas cifras sobre la disponibilidad de aquellas plazas sanitarias críticas.
Esa urbe, la más rica del país sudamericano, tiene 400 camas para cuidados intensivos, y 290 ya están ocupadas, es decir, el 72 %. Las autoridades porteñas señalan que inicialmente contaban con tan solo un centenar, y cuadriplicaron la cantidad frente a la emergencia.
Siguiendo con los datos duros, voces oficiales le dicen a este medio que de las 1.500 camas generales habilitadas para pacientes moderados, más de la mitad está siendo usada: exactamente 808.
En cuanto a los infectados más leves, que igual deben cumplir con el aislamiento en soledad, el Gobierno de la Ciudad puso a disposición 50 hoteles y un centro de resguardo ubicado en Costa Salguero, un predio que el macrismo usó como centro de campaña en muchas elecciones. Así, para estos casos hay un total de 5.000 camas, y hasta el lunes había 3.140 contagiados alojados.
La pandemia, que ya hizo saturar el sistema de salud en naciones más prósperas que Argentina, crece a paso firme en la ciudad. Durante las últimas cuatro jornadas, hubo entre 1.050 y 1.100 contagios diarios de residentes. El boletín citadino también cuenta a personas no habitan en la capital, pero se atienden allí: solo el lunes hubo 1.090 contagiados porteños, sumado a otros 749 que no tienen su domicilio registrado en esa urbe. Es decir, entre ambos grupos, ese territorio registró más de 1.800 contagios en solo 24 horas.
En efecto, el temor ante un eventual colapso parece fundado, y no es casual que aquella jurisdicción acumule cuatro meses de cuarentena obligatoria: la estructura de atención es muy frágil, o acotada. Ante ello, las autoridades planean incorporar otras 50 camas de terapia intensiva al sistema, mientras se empiezan a permitir ciertas actividades para apaciguar el hastío social, como el deporte al aire libre.
- El Estado no planea usar las clínicas privadas
En otros países de la región, como Bolivia y Perú, se planteó el uso de clínicas privadas —mediante expropiaciones o gestiones compartidas— para combatir la saturación.
En la capital argentina, hay 526 camas de terapia intensiva para casos de covid-19 por fuera de la órbita estatal y, de momento, el Gobierno no tiene pensado utilizarlas: "De acontecer eso, estaríamos en una situación de 'stress' absoluto del sistema de salud pública. Por ahora, no estamos ahí parados y trabajamos todos los días para que eso no suceda", señalan desde el Ministerio. "A los sanatorios privados solamente van los afiliados de las obras sociales y clientes de prepagas", añaden.
"Por burocracia se internan muchísimos pacientes"
Las camas ya se perciben como un bien preciado y su administración es tema de discusión entre los médicos del país latinoamericano. De hecho, trabajadores de la salud pública advierten que las cifras de ocupación de plazas, para casos moderados, son relativos, y habría que tomarlos con pinzas. En efecto, notaron que muchas personas contagiadas, en perfectas condiciones físicas, igual ocuparon espacios de hospitales.
"Nunca tuve fiebre, ni problemas de falta de aire. Estaba bien, me sacaron placas de los pulmones y no tenía nada", dice Pedro Angulo Maldonado, de 60 años, quien no fue enviado a un hotel ni tampoco a su domicilio particular al dar positivo, sino que ocupó una cama en un centro de salud. "No tuve síntomas, pero pasé unos 12 días en una sala", indica el vecino de La Matanza, Provincia de Buenos Aires. Igualmente, afirma que la atención en el Hospital Álvarez, de la capital argentina, fue muy buena: "Nos tomaban la temperatura y la saturación cada pocas horas".
Inicialmente, aquel hombre estaba recibiendo un tratamiento dermatológico por la psoriasis. Cuando estaba por salir de alta, otro paciente en la misma sala dio positivo en el análisis por covid-19, y se determinó extender los testeos. De las 15 personas atendidas en el lugar, se confirmaron seis contagios, incluyendo el de Maldonado. Al instante, todos fueron trasladados al sector diferenciado para infectados, y con el correr de los días algunos fueron llevados a los hoteles, menos Pedro.
En principio, habría permanecido en la cama del hospital porque la medicina recibida por su afección en la piel "baja un poco la inmunidad", nos dice una doctora. No obstante, opina que "por burocracia se internan muchísimos pacientes", sumado a los esfuerzos logísticos que requiere cada traslado.
Los protocolos
Desde el sector de Atención Ciudadana, que administra los hoteles para pacientes con covid-19, le dan a RT una versión diferente: "Las derivaciones las decide el equipo médico, según el examen de cada persona". También aclaran que el alojamiento está disponible para aquellos individuos que no están en condiciones de aislarse en sus propios domicilios, algo habitual, por ejemplo, en los barrios caracterizados por el hacinamiento. "Si vivís solo, tenés que ir a un hotel", acotan.
Así, aunque para los contagios leves y moderados la ciudad todavía no esté cerca del colapso, es un tema a revisar a medida que la emergencia vaya aumentando. Con todo lo dicho, el Gobierno de la Ciudad actualizó el 'Protocolo de manejo de casos sospechosos y confirmados de covid-19', el 15 de julio. Entre los cambios principales, se destacan:
- La edad máxima para el cuidado de pacientes fuera de hospitales se eleva de 65 a 70 años.
- El aislamiento extrahospitalario ahora incluye a personas con alguna "enfermedad crónica o comorbilidades compensadas".
De esta forma, podría aprovecharse mejor la ocupación de camas en clínicas públicas. En ese marco, a más de 120 días de cuarentena obligatoria, el gobernador Horacio Rodríguez Larreta anunció que el confinamiento continúa, pero lentamente irán retornando algunas actividades, para "aprender a convivir con el virus". Resta por ver si ello impacta, o no, en el sistema de salud.
Leandro Lutzky
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