Este lunes comienza en Bolivia una huelga general y un bloqueo nacional de vías convocado por la Central Obrera Boliviana (COB) y otros movimientos sociales en rechazo a la decisión del Tribunal Supremo Electoral de ese país de postergar nuevamente las elecciones, pautadas para el próximo 6 de septiembre, por la crisis del coronavirus.
Estas acciones se llevan a cabo luego de que el pasado 28 de julio la COB anunciara que daba un plazo de 72 horas para que el Gobierno de facto de Jeanine Áñez se retractara de su determinación de aplazar la fecha de los comicios para el próximo 18 de octubre.
Al respecto, la presidenta ha pedido a los dirigentes de la central de trabajadores que "no hagan bloqueos y movilizaciones" porque estos harían que se disparen los contagios de covid-19 en El Alto y La Paz.
"Una decisión ilegal"
El Movimiento al Socialismo (MAS) y su candidato, Luis Arce, han calificado de "ilegal e inconstitucional" la decisión, mientras que el dimitido mandatario, Evo Morales, ha escrito en su cuenta de Twitter que el TSE "es la madre de la democracia" y que por ello "no puede apoyar intentos de un Gobierno de facto de prorrogarse e impedir un proceso electoral".
Por su parte, Arce ha señalado que organismos internacionales como la Organización Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea (UE) respaldaron la decisión inicial del TSE, que había marcado las elecciones para el 3 de mayo, y luego las pospuso para el 2 de agosto, el 6 septiembre y el 18 de octubre.
"Una cortina de humo"
El vocero de la Coordinadora de Quillacollo, Renato Clemente, en entrevista con RT, aseguró que este nuevo aplazamiento de la fecha de las votaciones es una "cortina de humo" del Gobierno, que usa como pretexto la crisis por el coronavirus.
Por su parte, el exembajador de Bolivia en Brasil José Kinn Franco apunta que el Gobierno de Áñez, junto con autoridades estadounidenses, es el más interesado en que no haya elecciones "para evitar el retorno del MAS, que es el probable ganador de las elecciones, según las encuestas".
Kinn Franco considera que "no se le está permitiendo a la sociedad boliviana ir por el camino democrático, que intenta cerrar el Gobierno", y que por ello tiene que recurrir a la movilización y los bloqueos de carreteras.