Un día después de las devastadoras explosiones en Beirut, varias zonas han quedado visiblemente afectadas. Este miércoles, la capital libanesa se muestra con múltiples edificios destruidos y una gran cantidad de escombros en las calles.
Las detonaciones dañaron también el aeropuerto internacional situado a varios kilómetros de distancia del epicentro. El impacto del estruendo fue tal, que incluso se llegó a sentir en Limasol, Chipre. Por su parte, sismólogos jordanos compararon la potencia de la explosión con la de un terremoto de magnitud 4,5.
El Ministerio de Salud precisó que se han registrado más de 100 víctimas mortales y más de 4.000 heridos, además de cuantiosos daños materiales. Entre los fallecidos se encuentra el secretario general del partido político de las Falanges Libanesas, Nazar Najarian.
Poco después de las explosiones, trascendió que los hospitales estaban saturados y que los heridos estaban siendo enviados a hospitales fuera de la capital.
Causas del desastre
Según el medio local LBCI, las conclusiones preliminares de las autoridades libanesas sitúan en el origen de la explosión unas 2.700 toneladas de nitrato de amonio que llevaban almacenadas en una bodega del puerto de la capital desde 2014.
Entretanto, expertos militares estadounidenses creen que la explosión no parece un accidente y sugieren que "una bomba de alguna clase" podría hallarse en el origen de la misma, según lo afirmó este martes el presidente de EE.UU., Donald Trump, en una rueda de prensa en la que calificó lo ocurrido de "ataque".