Osman Aslan, un voluntario que trabajaba en Santa Sofía de Estambul como almuecín, llamando al rezo a los fieles, murió de un ataque cardiaco el pasado 2 de agosto mientras se encontraba en el templo, que reabrió como mezquita el mes pasado, informó la Gobernación de la capital turca.
Su fallecimiento se produjo días después de que Santa Sofía celebrara su primera oración musulmana entre sus muros después de permanecer 86 años como museo.
Según medios turcos, Aslan servía en el templo como voluntario desde el primer día de su conversión en mezquita, llamando al rezo desde el minarete, dando la bienvenida a los fieles e informándoles sobre las medidas de prevención de la propagación del coronavirus dentro de la construcción. El hombre fue enterrado en su ciudad natal, Tillo, en el este del país.
Santa Sofía fue construida en el siglo VI como catedral cristiana ortodoxa y se convirtió en mezquita tras la conquista otomana de Constantinopla (actual Estambul) en 1453, fecha que marca el fin del Imperio bizantino.
El pasado 10 de julio, el Consejo de Estado, el máximo tribunal administrativo turco, anuló el decreto del Gobierno de 1934 que convirtió Santa Sofía en museo, por considerarlo ilegal. Poco después, el presidente Recep Tayyip Erdogan firmó un decreto para entregar el control de la antigua basílica bizantina a la dirección religiosa del país y reabrirla como mezquita para el culto.
La decisión fue criticada por líderes religiosos y políticos internacionales, que expresaron su preocupación ante el cambio de estatus de un monumento que forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
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