Un juzgado de Sabadell, en Barcelona (España), reabrió el caso de la muerte de Helena Jubany, una joven periodista y bibliotecaria que fue asesinada en 2001, cuando tenía 27 años.
Jubany fue encontrada muerta en un patio interior de un edificio en Sabadell, desnuda y con quemaduras en el cuerpo, el 2 de diciembre de ese año.
La teoría del suicidio quedó descartada, puesto que la autopsia realizada a su cadáver reveló una fuerte cantidad del somnífero benzodiacepina en su cuerpo, lo que había dejado a la chica en estado de sueño profundo o, incluso, en coma, que le impediría movilizarse.
El caso, que se archivó en 2005 por falta de pruebas, se reabre tras la difusión de un reportaje sobre su muerte en el programa 'Crims', de TV3.
Desaparición y muerte
Según relató Joan Jubany, hermano de la joven, a El Confidencial, su padre quedó a comer con ella el 1 de diciembre, pero Helena no se presentó.
Como esto "no era habitual en ella", cuenta su hermano, el padre se dirigió a su apartamento, pero no la encontró. Al siguiente día, Helena también faltó a una cita con una amiga. Luego de esas dos ausencias, la familia se alarmó, llamaron a la biblioteca donde trabajaba la joven y se enteraron que el 30 de noviembre no se había presentado a trabajar.
El lunes 3 de diciembre, tras tres días desaparecida, su padre acudió a la comisaría y ahí le informaron que un día antes su hija fue encontrada muerta, por un vecino, al interior de un edificio de Sabadell.
En su apartamento, se encontraron dos notas anónimas y resultados clínicos de laboratorios privados.
Los textos eran de septiembre y octubre de ese año, en ellos se menciona a la Unión Excursionista de Sabadell y se conmina a la joven a beberse unos zumos, que dejaron junto a los escritos.
Según las investigaciones basadas en testigos, tras sentir un efecto adormecedor en las dos oportunidades que ingirió las bebidas, la joven envió a analizar la última, descubriendo que contenían benzodiacepina, como quedó reflejado en el documento de laboratorio encontrado.
Única acusada y el sospechoso
Cuando los indicios apuntaron a un asesinato, la Policía detuvo a Montserrat Careta, quien, como Helena, pertenecía a la Unión Excursionista de Sabadell. La acusada se suicidó en la cárcel, dejando una nota en la que defendía su inocencia.
Las investigaciones también se centraron en otro sospechoso, miembro también de la Unión Excursionista de Sabadell, identificado como Santiago Laiglesia, pero no avanzaron tras el archivo del caso en 2005. La reapertura de este proceso, tras la declaración de nuevos testigos, se centrará en este mismo hombre.