Este lunes la Casa Real de España ha confirmado el destino del rey emérito, Juan Carlos I. El exmonarca ha comunicado que desde el pasado 3 de agosto, cuando se conoció su intención de residir fuera de España, se encuentra en Emiratos Árabes Unidos.
Durante dos semanas la ubicación del rey emérito ha sido un misterio y durante estos días se ha especulado con diversos destinos, como República Dominicana, donde tiene buenos amigos; Portugal, donde residió cuando era niño; o Suiza, donde tiene su vivienda habitual su hija menor.
La inédita situación que vive la monarquía española se dio a conocer hace 14 días, cuando desde Zarzuela se publicó un comunicado en forma de carta de Juan Carlos I a su hijo, el actual rey Felipe VI, que decía: "Guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España".
Acciones judiciales
Esta decisión llegaba después de un intenso goteo de informaciones que habían erosionado la imagen de quien fuera rey de España durante casi cuatro décadas.
Después del escándalo que supuso su desplazamiento a un safari de lujo en Botsuana en 2012 con su amante Corinna Larsen, donde se rompió la cadera, en los peores momentos de la crisis económica que sufría la ciudadanía española, comenzaron a conocerse detalles de los negocios de Juan Carlos de Borbón.
A raíz de unas conversaciones de Larsen, que se filtraron a los medios, en las que se hacía referencia a las cuentas del rey emérito, en 2018 un fiscal suizo iniciaba una investigación sobre el presunto cobro de comisiones por parte del exmonarca por la millonaria adjudicación del contrato para la construcción del tren de alta velocidad a La Meca, que consiguió un consorcio de empresas españolas.
Así, el principal hilo conductor de las pesquisas suizas es una donación por parte de la familia real de Arabia Saudita de 100 millones de dólares que fue depositada en 2008 en una cuenta abierta en Suiza por una fundación radicada en Panamá a nombre de Juan Carlos. De ese monto, una gran parte (alrededor de 65 millones de dólares) acabó siendo transferido a Larsen, que lo justificó diciendo que se debía al cariño que el monarca le tenía.
Precisamente, esas transferencias de dinero motivaron que hace tan solo dos meses la Fiscalía española abriera otra investigación por los presuntos delitos de blanqueo de capitales y fraude fiscal, por los movimientos realizados con posterioridad a la abdicación, en 2014, cuando el exmonarca dejó de ser inviolable ante la Justicia española.
Además, tras el conocimiento de la existencia de varias fundaciones en paraísos fiscales vinculadas al exjefe de Estado que alojan una fortuna de origen incierto, el rey Felipe VI anunció en marzo de este año que retiraba la asignación económica a su padre (alrededor de 200.000 euros al año) y que renunciaba a la futura herencia de su progenitor.
El comunicado hecho público hoy no aclara ninguna otra cuestión a parte del actual paradero del rey emérito: no se refiere a cuánto va a durar la estancia en el país árabe, si será permanente o si tiene pensado regresar a España.