Un equipo de científicos del Centro de Biotecnología y Genómica Vegetal de Madrid realizó una simulación que parece explicar el misterio tras la indestructibilidad de los tardígrados, también conocidos como osos de agua o lechones musgosos. Los resultados de la investigación fueron publicados el pasado 7 de agosto en la revista Nature.
Estos animales microscópicos de ocho patas, conocidos por su gran resistencia, son capaces de superar estados de criptobiosis —la suspensión de los procesos metabólicos— y tolerar periodos de deshidratación de hasta diez años, además de resistir temperaturas extremas y sobrevivir en el vacío o en condiciones de presión anormal.
En otros tipos de organismos, el estrés que causa este tipo de condiciones destruye el ADN de sus células. Sin embargo, los osos de agua poseen una proteína (Dsup) capaz de proteger al ADN al suprimir estos daños.
Los investigadores realizaron una simulación de la interacción entre ambos elementos. Para ello, modelaron en una supercomputadora un sistema de dos moléculas (Dsup y ADN) con más de 750.000 átomos, un proceso que tomó "días y días". Este modelado reveló que esta proteína está "intrínsecamente desordenada" y es muy flexible, lo que parece explicar su capacidad de ajustar su estructura para que coincida con precisión con la forma del ADN.
"Nuestro estudio revela que los efectos eléctricos subyacentes a las atracciones de carga positiva-negativa determinan la dinámica de los cambios estructurales de Dsup en su interacción con el ADN", explicó Mínguez-Toral, coautora del estudio, citada por NewScientist. "Creemos que este blindaje eléctrico es fundamental para proteger el ADN de la radiación", concluyó.