El liderazgo de Rusia "claramente" no se beneficiaría si el opositor Alexéi Navalny, que la semana pasada fue hospitalizado en estado grave en la ciudad rusa de Omsk y luego trasladado a Alemania, fuera envenenado, señaló el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso en un comunicado, emitido este 25 de agosto. La declaración fue hecha tras la reunión que el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y el subsecretario de Estado de EE.UU., Stephen Biegun, mantuvieron este martes en Moscú.
Desde el Ministerio señalaron que llamaron la atención de Biegun sobre "la prisa sospechosa" con la que la versión sobre el envenenamiento intencional de Navalny fue aceptada en Washington y Bruselas. "Inevitablemente se plantea la cuestión: ¿Quién se beneficia de esto? El liderazgo ruso claramente no", reza la publicación.
En ese contexto, reiteraron la disposición de Moscú de investigar "abiertamente, con imparcialidad y con los hechos realmente establecidos en la mano" no solo el caso de Navalny, sino los casos de Alexánder Litvinenko —el exagente del Servicio Federal de Seguridad ruso, fallecido en el 2006 tras sufrir envenenamiento radiactivo por polonio-210— y el del ex agente doble de inteligencia Serguéi Skripal y su hija Yulia, que fueron envenenados en Salisbury (Reino Unido) en marzo del 2018.
Además, la Cancillería rusa tachó de "profundamente ofensivas" las acusaciones de intenciones de "ocultar la verdad", que Occidente expresa contra los médicos de la cuidad de Omsk, "que inmediatamente prestaron a Navalny asistencia altamente cualificada". Destacó que los especialistas rusos entregaron a sus colegas alemanes, que llegaron para trasladar al opositor ruso a Berlín, el historial médico completo, expresando la esperanza de que "los médicos alemanes muestren un enfoque igualmente profesional y no permitan el uso de los resultados de sus estudios de laboratorio con algunos fines politizados".
Intoxicación con una sustancia todavía no identificada
Navalny fue trasladado a Alemania la mañana del 22 de agosto desde la ciudad rusa de Omsk, donde el activista fue ingresado el pasado jueves, luego de sentirse mal durante un vuelo. Los médicos que trataban a Navalny en el hospital de emergencias de Omsk permitieron el viernes su traslado al hospital Charité de Berlín, tal y como pedía su familia, después de que se estabilizara su estado.
Desde el hospital Charité, informaron este lunes que los resultados de los estudios clínicos indican que el opositor ruso sufrió un intoxicación con una sustancia del grupo de los inhibidores de la colinesterasa. La sustancia específica aún no se ha identificado y se han iniciado nuevos análisis a gran escala.
Las sustancias de este tipo bloquean el funcionamiento de los receptores nerviosos y la transmisión de los impulsos nerviosos, conduciendo a diferentes disfunciones en el cuerpo y, en algunos casos, a la muerte. El desenlace de esta intoxicación sigue siendo incierto y actualmente no se excluyen posibles consecuencias tardías, especialmente en el sistema nervioso del paciente. De momento, Navalny sigue en coma inducido pero no hay amenazas serias para su vida, señalan los médicos.
Por su parte, los médicos del hospital de emergencias de Omsk dijeron que cuando fue ingresado Navalny no tenía un cuadro clínico específico del grupo de inhibidores de la colinesterasa. Dicen que los estudios sobre una amplia gama de sustancias sintéticas, entre ellas los inhibidores, han mostrado resultados negativos.