Las 'antivitaminas' pueden salvar a la humanidad de las infecciones resistentes a los antibióticos, afirma un nuevo estudio
Un grupo de compuestos orgánicos que inhiben la función biológica de las vitaminas, y que reciben el nombre genérico de 'antivitaminas', se perfila en un estudio como un potencial sustituto de los antibióticos. Ante todo, podrían servir como alternativa contra patógenos especialmente resistentes, como el estafilococo áureo, que causan infecciones intratables en muchos pacientes.
La investigación fue llevada a cabo por científicos de la Universidad de Göttingen y el Instituto Max Planck de Química Biofísica, con sede en esa misma ciudad alemana, y se enfocó en ciertas sustancias parecidas a la vitamina B1 que se producen en la naturaleza. Esta vitamina es necesaria no solo para el metabolismo humano o de otros vertebrados, sino que la requieren también muchos microorganismos.
Un comunicado emitido este lunes revela que algunas bacterias son capaces de producir una forma tóxica de esa vitamina para matar a los bacilos competidores. La falsa B1 tiene un solo átomo adicional, en comparación con la auténtica, y aunque ese átomo se encuentra en un lugar de la molécula con aparente poca importancia, es suficiente para 'envenenar' a la bacteria en lugar de mejorar su metabolismo.
El equipo investigador recurrió a la cristalografía de alta resolución para observar cómo la 'antivitamina' inhibe en las bacterias una proteína importante para su metabolismo, y registró una especie de "danza de protones". El átomo extra "actúa como un grano de arena en un sistema complejo de engranaje", explicó el profesor Kai Tittmann. Concretamente, hace que la proteína deje de funcionar.
Esto sucede solo con las bacterias, mientras que las proteínas humanas no absorben la 'antivitamina' en absoluto o lo hacen de tal manera que no se intoxican. Así, la diferencia entre los efectos que suscita la antivitamina en los microbios y en las proteínas humanas abre la posibilidad futura de utilizarla como una variante de antibiótico y crear nuevas opciones terapéuticas.
El artículo científico en cuestións fue publicado este 24 de agosto en la revista Chemical Biology.
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