El Festival y Mundial de Tango comienza este miércoles en Buenos Aires rodeado de una controversia ante las denuncias de bailarines, músicos, cantantes, coreógrafos, musicalizadores, diseñadores, zapateros, docentes y milongueros, por la falta de una estrategia por parte del gobierno capitalino para ayudar a una industria cultural que está devastada por la pandemia.
Cada año, este evento concitaba a miles de argentinos y extranjeros que viajaban exclusivamente para disfrutar de dos semanas a puro tango con conciertos al aire libre o en salas, milongas gratuitas, recorridos por barrios y emblemáticos sitios tangueros, clases para aprender a bailar o conocer la historia de un ritmo rioplatense, exposiciones y, como uno de los platos fuertes, el concurso de baile.
Desde que el coronavirus llegó al país se puso en duda la realización del Festival y Mundial de Tango, pero de manera sorpresiva el gobierno que encabeza Horacio Rodríguez Larreta decidió programar una edición 100 % virtual que, en lugar de dos semanas, durará cinco días y en las que la mayor parte de las y los artistas fueron convocados a participar sin remuneración alguna.
"Disfrutá del evento tanguero de mayor repercusión internacional, en esta ocasión, desde tu casa", convoca la invitación de las autoridades y en la que también se explica que desde hoy y hasta el domingo habrá más de 200 contenidos virtuales con artistas de la talla de Amelita Baltar, Juan Carlos Copes, José Colangelo, Walter Ríos, María Nieves y Nicolás Ledesma.
El tema distintivo del Festival y Mundial intentó adaptarse a la época feminista, ya que se anunció que estará centrado en la presencia y el rol de la mujer en el tango.
Con respecto a la competencia de baile, se permitió la inscripción de parejas convivientes o "solos", lo que desconcierta porque el tango es una danza que involucra forzosamente la participación de dos personas.
Lo mismo ocurre con la invitación a sumarse a milongas virtuales desde los hogares, ya que solo pueden participar parejas que convivan y bailen juntas, con lo que se pierde el encanto que implica acudir a una milonga real a departir con otros tangueros, cambiar de pareja o encontrarse con otras y otros bailarines solitarios.
En el afán de innovar, también se organizó el primer campeonato nacional de Videoclips de Tango, al que fueron invitados grupos y solistas, y se continuó con el concurso "Cantá en el Festival" para que personas de cualquier edad y parte del país interpreten algún tango desde su casa a capela, con pista o con instrumentos.
Los reclamos
Ante la confirmación de que el gobierno realizaría el Festival y Mundial, múltiples organizaciones de actividades vinculadas con la industria se reunieron virtualmente, debatieron y acordaron la creación del "Frente Unidad Tanguera", desde el cual lanzaron un pliego petitorio.
Entre los reclamos se encuentra el pedido de una partida extraordinaria de recursos ante la emergencia para los hacedores del tango, repensar los festivales Tango Buenos Aires y el Mundial de Tango para que no se realicen en las mismas fechas y se diseñen en acuerdo con las y los trabajadores del sector.
Además de rechazar el Festival y Mundial que comienza hoy, también criticaron que sus formatos han sido cada vez más reducidos por el gobierno de la ciudad.
Por otra parte, pidieron incorporar la perspectiva de género en forma transversal en todos los espacios de tango, un ritmo que adolece de un acendrado machismo, así como incorporar la perspectiva del tango de manera federal para dar mayor espacio al resto de las provincias argentinas.
"Tango en emergencia" fue el lema acordado para visibilizar el estado crítico en el que se encuentra esta industria cultural y que incluyó "un tangazo", una protesta que se llevó a cabo el pasado 12 de agosto y que consistió en poner un tango a todo volumen desde ventanas y balcones.
En un comunicado titulado "Sonidos del Tango Unido", músicos subrayaron que los organizadores invitaron a muchos artistas a participar de manera gratuita y que no hubo ningún tipo de diálogo conjunto sobre las actividades y la modalidad en que podrían llevarse a cabo.
"Una vez más, nos sentimos olvidados y desplazados por el gobierno", advirtió por su parte el Consejo Tango Danza en otro escrito, en el que explicó que el Festival y Mundial se programó de manera improvisada y sin respetar a las y los trabajadores del tango, al pedirles que participaran gratis a pesar de la crítica situación que padecen debido a la pandemia.
"Pedir que trabajemos sin remuneración económica, con la gravedad del contexto actual además, está más cerca de la ofensa que del homenaje", acusó.
A ellos se sumaron la Asociación de Organizadores de Milongas (AOM) y la Asociación de Milongas con Sentido Social, que calificaron al gobierno de "irresponsable" ante su falta de políticas destinadas a la atención de la situación socioeconómica de las y los trabajadores de la industria.
Carlos Copello, uno de los bailarines y docentes argentinos de prestigio internacional, escribió una carta pública para advertir que el tango está a punto de morir en Buenos Aires, con sus milongas cerradas, sus bailarines, músicos, cantores y artistas callejeros sin trabajo en la peor crisis de toda la historia de esta danza.
"La realidad es dramática: 200 milongas sin vida, casas de tango vacías, escuelas de tango y trabajadores sumidos en la miseria. Como broche, la indiferencia del gobierno porteño, quien ha hecho hasta ahora oídos sordos a los numerosos reclamos", señaló.
Haciendo gala de "una falta de empatía sin precedentes", agregó Copello, quien considera que las autoridades organizaron un Festival de Tango que, en esta edición virtual, profundizó todavía más el maltrato a los artistas.