El príncipe Guillermo, duque de Cambridge, ha sido objeto de duras críticas por parte de activistas de la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés), después de que llevara a su hijo mayor de 7 años a una tradicional jornada de caza del urogallo durante las vacaciones de la familia real británica en Corgarff, Escocia, el pasado fin de semana.
Según la directora de la organización, Mimi Bekhechi, exponer al príncipe Jorge a un 'deporte' de este tipo puede insensibilizarlo ante el sufrimiento de los animales y provocarle pesadillas y comportamiento antisocial en la edad adulta.
"Que un niño se vea obligado a presenciar una matanza tan ocasional —y por parte de un padre al que admira, nada menos— es potencialmente tan dañino para su psique como para la vida misma del pájaro", recoge sus palabras el periódico británico Daily Mail.
Para que el príncipe Jorge pueda convertirse "en un líder responsable y compasivo", los duques de Cambridge deberían enseñarle a "respetar a todos los seres vivos", aconsejó Bekhechi.
Según el medio británico, en la jornada cinegética también participó Jacobo, el hijo de 12 años del príncipe Eduardo, conde de Wessex.
La caza es una tradición arraigada en la familia real británica, aunque en los últimos años sus integrantes prefieren no ser fotografiados durante esta actividad debido a la creciente polémica ética en torno a la cacería deportiva.
Tanto el príncipe Guillermo como su hermano, el príncipe Enrique, duque de Sussex, aprendieron a disparar a una edad temprana. Sin embargo, desde que Enrique se casó con la exactriz Meghan Markle, conocida por ser una fiel defensora de los derechos de los animales, su asistencia a estos eventos ha disminuido.
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