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Quema de cubrebocas y aglomeraciones en las calles: el preocupante panorama de la pandemia en Buenos Aires

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Los negacionistas del coronavirus se mezclan con ciudadanos que invaden las calles sin cumplir ningún protocolo de prevención, cuando ya hay casi medio millón de casos.
Quema de cubrebocas y aglomeraciones en las calles: el preocupante panorama de la pandemia en Buenos Aires

La preocupación por el avance de la pandemia se intensificó en Argentina, en medio de los enfrentamientos entre los gobiernos locales que comparten el área que es epicentro de contagios, los ciudadanos que salen de manera masiva a pasear sin cumplir ningún tipo de protocolo y los grupos más extremistas que, directamente, niegan la existencia de la pandemia de coronavirus.

El Ministerio de Salud informó este lunes que ya ha habido 478.792 contagios, 9.912 muertes y 357.388 recuperados, con una tasa de mortalidad de 217 personas cada millón de habitantes, lo que implica una letalidad del 2,1 %. En promedio, cada día hay alrededor de 10.000 casos confirmados de coronavirus, más del 90 % de ellos en el Área Metropolitana de Buenos Aires, que comparten la provincia y la capital del mismo nombre.

En los últimos meses se multiplicaron las protestas de opositores al presidente Alberto Fernández que repudian la estrategia para enfrentar la emergencia sanitaria, pero una de las más controvertidas ocurrió durante el fin de semana, cuando grupos radicales se reunieron en el Obelisco de Buenos Aires, que es el monumento nacional, para quemar sus cubrebocas, que son de uso obligatorio, ya que aseguran que el virus no existe y que los gobiernos solo usan a la pandemia como "pretexto" para controlar a la población.

Las redes sociales se colmaron de inmediato de críticas a la protesta, incluidas las del canciller Felipe Solá y de otros ciudadanos en general por el riesgo que implica no solo para quienes se niegan a usar las mascarillas, sino para la población en general.

Otros usuarios condenaron al gobierno de la ciudad, que en medio de la pandemia ha reprimido movilizaciones contra la violencia institucional, pero que en ese caso no desalojó a los manifestantes.

El avance de los negacionistas se evidenció, también, con una encuesta que reveló que el 30 % de los consultados no se pondría ninguna vacuna contra el coronavirus cuando por fin terminen de desarrollarse.

Desacuerdos

A este ambiente se suma la tensión política, ya que cada vez se alejan más las posiciones entre el presidente y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, quienes son peronistas, con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, uno de los principales dirigentes del partido del expresidente Mauricio Macri.

Durante los primeros meses de la pandemia, los tres mostraron un consenso inusual en un país que está polarizado, ya que se mostraron juntos en conferencias de prensa y ejecutaron las mismas políticas frente a la emergencia de salud.

El panorama cambió durante las últimas semanas, ya que mientras Fernández y Kicillof quieren mantener las restricciones lo más posible ante el evidente aumento de casos, Rodríguez Larreta optó por flexibilizar cada vez más las medidas en la capital.

La polémica del fin de semana, por ejemplo, estalló porque las plazas, calles, bares y restaurantes se colmaron de personas, luego de que el jefe de Gobierno autorizara la reapertura de negocios gastronómicos en espacios al aire libre, lo que el presidente rechazaba por ser una potencial fuente de contagios.

El resultado fueron imágenes de multitudes que no respetaban la distancia social ni usaban cubrebocas, a pesar de las constantes recomendaciones oficiales y de los pedidos del personal de salud, que ya advirtió del agotamiento que tienen en los hospitales después de seis meses de pandemia.

Este lunes, hasta el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, quien había defendido la reapertura y asegurado que los casos estaban controlados, tuvo que reconocer que las aglomeraciones no eran un buen ejemplo de responsabilidad ciudadana e implicaban riesgos para la salud.

"Lo que ocurrió el día viernes y el sábado no fue bueno, tenemos que ser capaces de construir ciudadanía, de transitar el espacio público y abierto de manera cuidada y cumpliendo la normativa", dijo.

Por el contrario, el gobernador de la provincia volvió a diferenciarse de la capital y, en lugar de flexibilizar, restringió aun más las actividades en una decena de municipios para tratar de controlar la ola de contagios. En total, ya son 21 las localidades en las que se reforzaron las estrategias para evitar que la gente salga en masa a las calles. 

De esta manera quedan vedados el servicio público de transporte de pasajeros entre unas y otras localidades, las actividades turísticas, las clases presenciales en todos los niveles, cines, teatros, centros culturales, bibliotecas, museos, clubes y cualquier espacio público o privado, que implique la concurrencia de personas.

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