Venezuela ha anunciado un "plan especial de contingencia" para regularizar el suministro de combustible, que se ha visto afectado durante las últimas semanas en las principales ciudades del país.
La Cancillería venezolana publicó un comunicado donde denuncia que la escasez de combustible es una de las consecuencias del "ataque imperial" en contra del país suramericano, que se evidencia de manera más directa con las sanciones unilaterales que buscan forzar la salida de Nicolás Maduro de la presidencia.
El ministerio de Exteriores destaca que esa política de medidas punitivas por parte de Washington "ha traído graves perjuicios" a la industria energética nacional, y "en mayor medida" al sistema de refinación y producción de combustibles.
Ante esta situación, que ha causado el desabastecimiento de gasolina y largas filas de autos para obtener el combustible que se vende a precio regulado e internacional, el Gobierno ha puesto en práctica "de forma temporal" un "plan especial de contingencia para el suministro" de carburantes, que busca "normalizar y regularizar en este nuevo esquema de distribución en el corto y mediano plazo".
En el texto, Caracas afirma que hace "grandes esfuerzos para abastecer la demanda nacional de combustible".
Las sanciones
Para paliar esta crisis de abastecimiento, entre mayo y junio llegaron a Venezuela desde Irán, 1,53 millones de barriles de gasolina y alquilato, a bordo de cinco buques. El envío permitió abastecer a la industria venezolana, que vio comprometida su capacidad de refinar por el bloqueo de insumos por parte de EE.UU.
En agosto pasado, el Departamento de Justicia de EE.UU. informó que, "con la ayuda de socios extranjeros", había incautado cuatro buques que transportaban más combustible desde Irán a Venezuela.
Hace un año, en agosto de 2019, el embargo contra Venezuela se acentúo cuando el presidente de EE.UU., Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que congeló todos los activos del Estado venezolano en su país y prohibió las transacciones con Caracas.