Teherán supuestamente está estudiando asesinar a la embajadora de EE.UU. en Sudáfrica, Lana Marks, como represalia por la muerte del general Qassem Soleimani, fallecido durante un ataque estadounidense en Irak a principios de este año, publica el periódico Politico, citando a dos funcionarios gubernamentales que habrían tenido acceso a información de inteligencia militar.
Según el medio, Washington descubrió el presunto complot de Teherán —que también involucraría a la embajada iraní en Pretoria— en marzo pasado y en las últimas semanas ha obtenido información más específica.
Las fuentes creen que el ataque a Marks, que asumió como embajadora en Pretoria en octubre de 2019, es solo una de las varias posibles formas con las que el Gobierno iraní planea vengar el asesinato de Soleimani. Sin embargo, no especificaron en qué consistirían los otros posibles escenarios.
Se desconocen las razones exactas de por qué la República Islámica habría elegido como blanco precisamente a esta diplomática, que no tiene ninguna relación particular conocida con Irán, pero una posible explicación podría ser su larga amistad con el presidente Donald Trump, al que conoce desde hace más de 20 años, sugiere el medio.
El periódico asimismo señaló que en comparación con otras partes del mundo, como Europa Occidental, EE.UU. no tiene en Sudáfrica relaciones tan sólidas con la Policía y la inteligencia. Aparentemente, esto podría simplificar la ejecución del supuesto plan iraní.
Además, las fuentes anónimas acusaron a Teherán —sin aportar prueba alguna— de tener lazos con redes clandestinas del país africano. De momento, las autoridades iraníes no han hecho ningún comentario sobre el tema.
¿Quién era Soleimani?
Qassem Soleimani lideró durante más de dos décadas las Fuerzas Quds, la unidad de la Guardia Revolucionaria Islámica responsable de las operaciones especiales de Teherán en el extranjero, y gozaba de gran popularidad entre los iraníes.
El general falleció durante un ataque con misiles que tuvo lugar el pasado 3 de enero en la capital de Irak, Bagdad. Otra de las víctimas del bombardeo fue el jefe de las Fuerzas de Movilización Popular y comandante de la milicia Kataib Hezbolá, Abu Mahdi al Muhandis.
El Pentágono afirmó entonces que el ataque "tenía como objetivo disuadir futuros planes de ataque iraníes" y acusó a Soleimani de "desarrollar activamente planes para atacar a los diplomáticos y miembros del servicio estadounidenses en Irak y en toda la región".
En respuesta, Irán atacó el pasado 8 de enero con misiles la base aérea estadounidense de Al Asad, ubicada en el oeste de Irak, y una instalación de EE.UU. en la región kurda. En los ataques resultaron heridos varios soldados estadounidenses.
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