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La existencia de una antigua civilización podría haber dependido de un factor inesperado

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Los expertos consideran que la afluencia de fracciones de polvo gruesas favorecieron la fertilidad de los suelos, y por lo tanto, la supervivencia de los primeros humanos.
La existencia de una antigua civilización podría haber dependido de un factor inesperado

Un nuevo estudio sostiene que la existencia de una antigua civilización humana podría haber dependido de la calidad del polvo presente en una región fértil al este del Mediterráneo, llamada Levante. Los resultados de la investigación fueron publicados recientemente en la revista Geology.

Según los expertos, el Levante sirvió como puerta de entrada fundamental entre el norte de África y Eurasia. Sin embargo, si la fuente de polvo en la zona no hubiera cambiado hace 200.000 años, los primero humanos habrían tenido más dificultades para salir del continente africano.

Asimismo, los especialistas consideran que la presencia de suelos gruesos en el Levante, que tienden a formarse en climas húmedos, facilitó que los primeros humanos puedan establecerse en el área, a diferencia de los suelos delgados que se forman en ambientes áridos con tasas de meteorización (descomposición de minerales y rocas) más bajas.

No obstante, en los alrededores del Mediterráneo ocurre lo contrario. Las regiones más húmedas del norte tienen suelos delgados e improductivos, mientras que las regiones más áridas del sureste tienen suelos gruesos y productivos.

El papel determinante de la entrada de polvo

Hasta el momento, estos patrones eran atribuidos a diferencias en las tasas de erosión impulsadas por la actividad humana. Sin embargo, la doctora Rivka Amit, del Servicio Geológico de Israel, y su equipo, consideraron que la alta tasa de erosión no era una razón suficiente.

Tras el análisis de muestras de polvo de los suelos de la región, los expertos concluyeron que, probablemente, la entrada de polvo jugó un papel determinante en las tasas de meteorización cuando estas eran demasiado lentas para formar suelos a partir de la roca madre.

Los geólogos identificaron que los suelos delgados tenían un tamaño de grano de polvo más fino procedente de desiertos distantes como el Sahara, a diferencia de los suelos productivos, que tenían un polvo grueso llamado 'loess', procedente del desierto cercano de Néguev y sus enormes campos de dunas.

Amit considera que la erosión en el lugar no es tan relevante. "Lo importante es si se obtiene una afluencia de fracciones [de polvo] gruesas. [Sin eso], se obtienen suelos delgados e improductivos", agregó la autora del estudio, quien agregó que en ese entonces "todo el planeta estaba mucho más polvoriento".

Finalmente, los científicos se sorprendieron al encontrar suelos muy delgados debajo del 'loess' identificado en el Levante, también conocido como "tierra de leche y miel" debido su productividad.

"Sin los vientos cambiantes y la formación del campo de dunas del Néguev, el área fértil que sirvió como pasaje para los primeros humanos podría haber sido demasiado difícil de atravesar y sobrevivir", pues habría sido un entorno hostil, concluyó Amit.

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