Las inversiones entre EE.UU. y China cayeron a su nivel más bajo en casi una década en la primera mitad de 2020, en medio de las crecientes tensiones bilaterales y las consecuencias económicas de la pandemia de covid-19, revela un informe elaborado por la consultora Rhodium Group.
Según la investigación, realizada en conjunto con el Comité Nacional de Relaciones entre EE.UU. y China, la inversión combinada directa y de capital de riesgo entre los dos países totalizó 10.900 millones de dólares entre enero y junio de este año, lo que supone una caída de un 16,2 % respecto al mismo período del año anterior. Se trata de una disminución significativa frente a los totales semestrales de casi 40.000 millones de dólares alcanzados en 2016 y 2017, y de la cifra más baja desde el segundo semestre de 2011.
Las inversiones de las empresas estadounidenses en China en el primer semestre cayeron un 31 %, para situarse en los 4.100 millones de dólares, mientras que las de empresas chinas en EE.UU. aumentaron un 38 % y ascendieron a los 4.700 millones de dólares.
Sin embargo, este último resultado fue posible gracias, principalmente, a un acuerdo: la compra por parte del gigante tecnológico Tencent de una participación minoritaria en Universal Music Group por 3.400 millones de dólares.
Tensión y desinversión
La consultora explica que las crecientes tensiones bilaterales entre los dos países "están presionando a las empresas para que se deshagan de las inversiones existentes". La orden del presidente Donald Trump para que ByteDance venda la aplicación TikTok en EE.UU. es "el último ejemplo de una serie de desinversiones de activos de alto perfil forzadas por los reguladores estadounidenses", destaca el informe.
En un momento de "creciente malestar con la integración de la tecnología entre EE.UU. y China", muchas otras empresas —tanto las firmas chinas que operan en territorio estadounidense como las compañías norteamericanas con presencia en el país asiático— "pueden verse obligadas a desinvertir", advierte el informe.
Los analistas estiman que es poco probable que los flujos se recuperen en el segundo semestre, en medio de las preocupaciones sistémicas persistentes y la política electoral estadounidense.
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