Ruth Bader Ginsburg, jueza asociada de la Corte Suprema de EE.UU., que ha hecho historia por su lucha por la igualdad de género, ha muerto este viernes a los 87 años por complicaciones del cáncer de páncreas metastásico. Ginsburg falleció en su casa en Washington, detallaron desde la corte.
En los años 1970 Ginsburg se convirtió en un ícono del movimiento de la lucha por los derechos de las mujeres. De los seis casos clave que lideró durante aquella época ante la Corte Suprema ganó cinco.
Gracias a sus esfuerzos, en 1971 se dictaminó por primera vez en la historia que las mujeres debían ser tratadas igual que los hombres y que lo contrario era una discriminación de género, cuando Ginsburg logró que una madre de un menor fallecido se hiciera cargo de su patrimonio.
En el tribunal, entre sus logros también destaca el fallo de 1996 que ordenó al Instituto Militar de Virginia aceptar a las mujeres o renunciar a su financiación gubernamental. En los últimos años de su carrera, Ginsburg fue una líder incuestionalble del ala liberal de la corte.
"Ruth Bader Ginsburg no necesita una plaza en la Corte Suprema para ganarse el lugar en los libros de historia estadounidense. Ya lo ha hecho", dijo en su tiempo Bill Clinton, quien la nombró jueza de la Corte Suprema en 1993.
Ginsburg también votó en repitidas ocasiones para limitar la aplicación de la pena capital, y durante su mandato la corte declaró inconstitucional que los estados ejecuten a los que padecen discapacitad intelectual y a los menores de 18 años. Además, defendió el derecho al aborto y luchó en contra de la discriminación racial en el voto y la discriminación salarial de las mujeres.
Durante la campaña presidencial de 2016, la jueza se opuso a Donald Trump en una serie de entrevistas concedidas a los medios. Según NPR, días antes de su muerte le dictó la siguiente declaración a su nieta Clara Spera: "Mi más ferviente deseo es que no me reemplacen hasta que sea instalado un nuevo presidente".