Enedina González encontró el pasado 14 de septiembre los restos de su hijo Víctor, enterrados en una fosa ubicada en el patio de una casa de la colonia San Bosco, en Hermosillo (Sonora, México). Fue solo cinco meses después de su desaparición que la madre pudo dar con el paradero de su hijo, tras recibir una llamada anónima sobre la ubicación del cuerpo.
La mujer reveló que Víctor, de 34 años, fue visto por última vez el 1 de abril de este año, cuando iba en compañía de su hermano menor. Mientras se dirigían a reparar un celular, se encontraron con unos hombres, a los que acompañó Víctor hasta una vivienda de la que nunca regresó.
"Él ya no volvió a salir de ahí, porque ya no se volvió a encontrar, su hermano fue y lo buscó y ya no se volvió a ver de ahí, mi hijo fue y preguntó a ese domicilio pero dice que no salió nadie y que no le abrieron la puerta", explicó González, agregando que supone que a su hijo mayor, que tenía problemas con las drogas, se lo llevaron personas involucradas en el crimen organizado y lo mataron en el lugar.
"Enterrado de cabeza y desmembrado"
En más de una ocasión, la mujer reportó la desaparición ante la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE), pero nunca obtuvo una respuesta. Asimismo, reveló que varias veces solicitó una orden de cateo de la casa a la que había entrado su hijo, cosa que tampoco fue aprobada por las autoridades. "Fueron momentos terribles, horribles, que no se los deseo a nadie en la vida. Yo sabía desde un principio que mi hijo estaba ahí, nada más que las autoridades nunca me dieron una orden de cateo, nunca fueron a investigar, porque habían ido a arreglar unos celulares y mi hijo nunca salió de ahí. Como autoridades, ellos nunca me dejaron actuar", denunció durante una entrevista con Nacho Lozano, para 'De Prisa y Corre'.
Entonces decidió unirse al colectivo Buscadoras por la Paz, formado por mujeres que ayudan en la búsqueda de personas desaparecidas. Así, después de cinco meses finalmente encontró el cuerpo de su hijo, enterrado en una fosa clandestina. González explicó que pudo identificarlo por sus bambas, tatuajes y pulseras. "Tenía miedo de encontrarlo como lo encontré, y lo encontré en peores circunstancias de las que imaginé. Lo encontré enterrado de cabeza y desmembrado. Mutilaron su cuerpo, lo cortaron", reveló la madre.
Tras el hallazgo, la Fiscalía de Sonora realizó el levantamiento de la osamenta, el pasado 15 de septiembre, y trasladó los restos de la víctima a un laboratorio para determinar plenamente su identidad. Por su parte, González afirmó que a pesar de haber encontrado el cuerpo de su hijo, seguirá con Buscadoras por la Paz. "Como madres nos volvemos investigadoras, porque andamos buscando nuestro pedazo de corazón, a nuestros seres a los que amamos. Nos faltan todos y es una lucha muy bonita, porque le regresas la vida a cada madre, regresándoles el corazón de sus hijos", concluyó.