Un grupo de disidentes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que no adscribieron al Acuerdo de paz, secuestraron a una veintena de soldados del programa de desminado humanitario del Ejército, en un campamento ubicado en el municipio de Tuluá, en Valle del Cauca.
En un video dado a conocer este jueves, se ve cómo los uniformados son sometidos y recostados en el suelo boca abajo, mientras uno de los secuestradores dice que les "respetarán la vida", a pesar de que les acusa a muchos de ellos de sembrar supuestos "falsos positivos" para continuar con las tareas de desminado en la zona, a pesar de que no hay minas allí.
Según informó oficialmente el Ejército, el hecho ocurrió el pasado 17 de septiembre, y ha sido atribuido a hombres armados del autodenominado frente Adán Izquierdo.
La fuerza militar denunció en un comunicado oficial que los soldados abocados a esa tarea humanitaria "no usan armas encontrándose en estado de indefensión, por lo que este ataque representa una grave violación a protocolos internacionales", aseguraron.
Además, señala el texto que los miembros disidentes de las FARC les sustrajeron equipamientos, robaron uno de los vehículos en los que se trasladaban e incendiaron otro.
Este episodio se registra en medio de una ola de violencia política en el país, donde en los últimos años se repiten masacres, asesinatos de líderes sociales y excombatientes, actos de paramilitarismo y una creciente militarización como respuesta gubernamental, a pesar del Acuerdo de paz firmado en 2016 entre el Estado colombiano y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Según dijo a RT el licenciado en Filosofía y defensor de los derechos humanos Andrés Camilo Rodríguez, existe un "negacionismo" del presidente Iván Duque en torno a esta realidad difícil. A ello se suma el descontento social, que ya se expresó en varios paros nacionales, varios escándalos de corrupción, y una cuestionada gestión de la pandemia de coronavirus, que aún no ha podido ser controlada.