Investigadores italianos detectaron trastornos en la médula espinal de tres personas que padecieron una forma grave de covid-19. Los pacientes fueron ingresados en una Unidad Espinal Unipolar del norte de Italia el 21 de febrero y permanecieron allí hasta el 15 de julio.
El estudio de sus casos fue publicado este miércoles en la revista Spinal Cord Series and Cases, de Nature. Los científicos precisaron que los tres pacientes —de 69, 56 y 49 años— ya habían dado positivo al nuevo coronavirus antes de ser admitidos en la clínica, y en su tratamiento compartieron un detalle en común: a todos, para paliar los efectos del covid-19, les administraron el fármaco tocilizumab, un agente inmunosupresor que normalmente se prescribe para tratar artritis reumatoide.
Qué tenían y cómo los medicaron
El hombre de 69 años, que sufría de hipertensión arterial y diabetes mellitus, desarrolló tos y fiebre y perdió el olfato al contraer el coronavirus. Siete días después llamó a los médicos por dificultades respiratorias y cinco días más tarde lo conectaron a ventilación mecánica. El tratamiento contra el virus incluyó tocilizumab, heparina profiláctica de bajo peso molecular (HBPM), hidroxicloroquina y lopinavir/ritonavir.
El día 25 desarrolló trombosis y la tomografía mostró un infarto renal y una embolia pulmonar en el lóbulo inferior izquierdo. El día 27 se despertó parapléjico por isquemia, quedó en silla de ruedas y, tras 60 días de rehabilitación, actualmente requiere asistencia mínima.
Otro hombre, el de 56 años, padecía inicialmente de alta presión arterial, dislipidemia y neuralgia del trigémino. El coronavirus le provocó tos y fiebre y, tras siete días, un fallo respiratorio y neumonía atípica bilateral, por lo que requirió ventilación mecánica. Lo trataron con tocilizumab, HBPM, hidroxicloroquina y azitromicina y le dieron el alta 16 días después, pero seis días más tarde tuvo una cervicalgia, debilidad en los brazos y disestesia en el brazo derecho, además de fiebre de 39,5.
La resonancia magnética de su columna vertebral mostró que desarrolló absceso epidural espinal. Lo operaron, sin complicaciones posteriores, pero quedó tetrapléjico. Recientemete ha comenzado a caminar con andador.
El último caso, un hombre de 48 años con hipertensión arterial y obesidad, experimentó también tos y fiebre al contagiarse con el coronavirus, igual que los otros dos pacientes, y a los siete días sufrió un fallo respiratorio que posteriormente requirió de ventilación mecánica. Recibía tocilizumab, HBPM, altas dosis de corticoesteroides, hidroxicloroquina, lopinavir/ritonavir y aciclovir.
El día 16 le dolió la espalda y sintió debilidad muscular en las piernas. Tuvo que ser operado y el posterior examen neurológico mostró que sufría paraplejia. Tras un curso de rehabilitación, "aún no es independiente de la silla de ruedas", señalan los autores del estudio de su caso.
El tocilizumab puede provocar abscesos en diferentes partes del cuerpo
Los científicos vinculan los trastornos de la médula espinal de esos tres pacientes con la terapia inmunomoduladora que recibieron en el marco del tratamiento del covid-19.
De una parte, admiten que el tocilizumab "demostró ser eficaz contra la tormenta de citoquinas inducida por el SARS-CoV-2", un proceso que se desarrolla cuando el sistema inmune sobrerreacciona y secreta esas proteínas en cantidades anormalmente elevadas, provocando más inflamación todavía y daño exacerbado en los tejidos, entre otros posibles efectos adversos de este fármaco. Así, "a lo largo de los años se habían reportado abscesos en diferentes partes del cuerpo".
De otro lado, señalan que, "en general, la terapia inmunomoduladora (como los corticoesteroides, las tiopurinas, metotrexato, inhibidores de la calcineurina e inhibidores del factor de necrosis tumoral, o anti-TNF) puede favorecer las infecciones. Por lo tanto, la combinación del covid-19 y la terapia inmunomoduladora podría provocar abscesos, como los abscesos epidurales espinales descritos", concluyen los autores del estudio.