Venus podría haber evitado convertirse en un infierno sofocante como lo es hoy en día, si Júpiter no hubiera alterado su órbita, según los cálculos realizados por un grupo internacional de astrónomos.
Desde hace décadas se conoce la capacidad del planeta más grande del sistema solar de perturbar las órbitas de cuerpos celestes menores. Júpiter tiene una masa que es dos veces y media la de todos los demás planetas juntos y es el factor clave de la posible influencia. Sin embargo, no se sabía exactamente hasta que punto su enorme fuerza gravitatoria podía causar esta clase de desviaciones.
Al principio de la formación de nuestro sistema planetario, Júpiter se acercó y luego se alejó del Sol, creen los científicos que presentaron recientemente sus consideraciones en The Planetary Science Journal. Migraciones como esta ocurren con algunos exoplanetas detectados en las últimas décadas de observaciones astronómicas y el equipo califica este fenómeno de relativamente común.
Venus puede haber perdido agua por varias razones, pero el equipo señala el movimiento de Júpiter como el factor que puso al 'lucero del alba' en un camino hacia su actual estado inhóspito.
"Una de las cosas interesantes del Venus de hoy es que su órbita es casi perfectamente circular", destacó el astrobiólogo de la Universidad de California en Riverside (EE.UU.) Stephen Kane, quien dirigió el estudio. Explicó para un comunicado que pretendía averiguar "si la órbita siempre ha sido circular y, de no ser así, ¿cuáles son las implicaciones de ello?"
Para responder a estas preguntas, Kane creó un modelo que simulaba el sistema solar y analizó la excentricidad y la interacción de todas las órbitas planetarias en distintas épocas. El modelo le demostró que la órbita de Venus no siempre ha tenido el actual índice 0,006 de excentricidad y, cuando Júpiter podía estar más cerca del Sol hace aproximadamente mil millones de años, Venus probablemente tenía el valor 0,3 en este parámetro. Así habría una probabilidad mucho mayor de que fuera habitable en aquel entonces.
"A medida que Júpiter migraba, Venus habría experimentado cambios dramáticos en el clima: calentándose, enfriando y perdiendo cada vez más agua de su atmósfera", dijo Kane.
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